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Imanol Álvarez Miembro de EHGAM

Radio Euskadi o la Alpargata Express

Con su ruin actitud Radio Euskadi se ha convertido en otro ejemplo paradigmático de la escandalosa manipulación mediática que queríamos, precisamente, denunciar

En torno al pasado 28-J la emisora pública Radio Euskadi ha provocado un interesado y manipulador debate en torno al manifiesto consensuado por los siete organismos que trabajamos en el campo de la liberación gay-lesbiana en Bilbo. Yo no participé directamente en la redacción del comunicado ni estuve presente en la rueda de prensa. Permanecí ajeno a la polémica hasta que fui parado en plena calle por diversas personas, unas para preguntarme por el contenido real del manifiesto y las palabras pronunciadas en la rueda de prensa, y otras para expresarme su indignación por el sensacionalismo sospechoso y la caza de brujas que parecía querer alentar Radio Euskadi, y pedirme que transmitiera su solidaridad al compañero vilipendiado.

He oído una y otra vez, hasta la saciedad, la grabación de ese fragmento de la rueda de prensa que, al parecer, esa radio repitió machaconamente durante todo el día 27, tratando de encontrar algo inexacto, delictivo o escandaloso. No lo he encontrado. Puedo reconocer que, probablemente, mi compañero se extralimitó de lo conveniente en ese tipo de actos. Por una parte, porque hay que hilar muy fino cuando se habla en representación de siete colectivos y hacer un esfuerzo para no salirse de lo estrictamente consensuado. Por otro porque, seguramente, ha pecado de inocencia, al no darse cuenta de que los y las periodistas, no sólo no pueden ser duchos en todos los temas, sino que, a veces, obran alevosamente buscando el más deleznable de los sensacionalismos amarillistas. No hay que caer en su cebo, pero mi compañero cayó, dándole a determinada señorita allí presente justo lo que buscaba: carnaza.

La ignorancia y mala fe de estos periodistas y tertulianos, a la que aludía al principio, ha quedado fuera de toda duda. Parecen escandalizarse porque se diga que los seres humanos tenemos sexualidad desde que nacemos, cuando cualquier tratado de sexología, incluso de pediatría, lo dice claramente. Aunque, también es cierto que esta sexualidad infantil bien poco o nada tiene que ver con la sexualidad tal y como la entendemos los adultos, y así trataba de explicarlo, no sé si del todo acertadamente, mi compañero. Califican sus declaraciones como delito contra la libertad sexual, cuando precisamente es eso lo que se denuncia: la implicación de muchos medios de comunicación en sensacionalistas campañas que sólo buscan atentar contra la libertad sexual. Señores y señoras «periodistas», entérense de una vez: ni EHGAM ni ninguno de los otros colectivos firmantes hacemos otra cosa que trabajar para que todos y todas, sin excepción, podamos vivir nuestro amor y nuestra sexualidad en libertad y, debido a los años de trabajo y esfuerzo invertidos en ello, pocos y pocas pueden decir que estén más sensibilizados que nosotros y nosotras para luchar, por ende, también en contra de todo abuso, engaño o violación, haya o no niños de por medio. Nunca libertad y abuso pueden ser términos compatibles.

También quiero comentar, aunque sin acritud, que me han parecido rastreras algunas de la intervenciones de representantes de otras organizaciones en esa misma emisora, pues su objetivo parecía ser únicamente el señalar con el dedo acusador a mi compañero, para que fuera arrojado al fuego purificador de esta nueva inquisición que campea por Occidente y que tan alegremente parecen querer azuzar la inefable Mª Antonia Iglesias y un tal José Antonio Díez Alday, por ejemplo, desde Radio Euskadi. Especialmente patética, pero esclarecedora, me han parecido la intervención y el posterior comunicado de la asociación Gehitu, que no era firmante del comunicado en cuestión, no porque rechazaran hacerlo -como se insinuó-, sino simplemente porque carece de presencia en Bilbo y no fue invitada a ello. Nos han dejado bien claro lo que ya sospechábamos desde su creación, que por mucho que su nombre así lo sugiera, no venían a sumar, sino a restar fuerzas al movimiento de liberación gayles vasco. Afirmar que reivindicar la multiplicidad de nuestras sexualidades o denunciar el confusionismo intencionadamente provocado por muchos medios, al mezclar el ejercicio de una sexualidad con el abuso y la delincuencia sexual, nada tienen que ver con la lucha de gays y lesbianas les retrata. Por cierto, que la mención que hicieron del «caso Arny» nos vino de perlas, pues es uno de los ejemplos más paradigmáticos de lo que queríamos denunciar: el supuesto niño, víctima de todo tipo de abusos según la prensa, tenía nada más ni nada menos que 17 añazos.

Radio Euskadi, sin embargo, y esto también es denunciable, no trató de hablar en ningún momento con el compañero aludido, ni con ningún otro miembro de EHGAM, para dar oportunidad de aclarar lo malentendido, si lo había, hasta 24 horas después. Obviamente no le interesaba. A lo mejor se le estropeaba la «exclusiva». No obstante, como sucede casi siempre, todo este vodevil, tiene, al menos, un lado positivo. Quizá nuestro compañero cayó en la trampa que le puso Radio Euskadi, pero ella solita cayó en la trampa que nadie le había querido poner. Con su ruin actitud se ha convertido en otro ejemplo paradigmático de la escandalosa manipulación mediática que queríamos, precisamente, denunciar.

El mismo día 28, en el transcurso del acto de entrega anual de nuestros Triángulo de Oro y Alpargata de Trapo, los y las jóvenes de Gaztehgam acordaron por unanimidad otorgar una Alpargata Express a Radio Euskadi. Esta decisión fue saludada y compartida por los militantes de EHGAM y de otras asociaciones firmantes del comunicado allí presentes y fue también estruendosamente ovacionada por los cientos de personas que abarrotaban el Kafe Antzokia.

Mi compañero, objeto de lo más parecido a un linchamiento mediático, tiene nombres y apellidos: Jaime Mendia. Llevo compartiendo bastantes años de militancia con él y conozco tanto su valía personal como su inagotable capacidad de trabajo que admiro, así como su profunda formación en el campo de la sexualidad. Le envío desde estas líneas mi más sincera solidaridad y ánimo para que siga en la brecha, pese a quien le pese.

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