El 77% de los colombianos apoya una segunda reelección de su presidente, Álvaro Uribe, tras la operación militar que acabó con la liberación de quince retenidos por las FARC, según una encuesta publicada ayer por la revista «Semana». El sondeo apunta a que el 31% votaría por Ingrid Betancourt si Uribe no concurre a las urnas en 2010.

Álvaro Uribe fue elegido en 2002 para su primer mandato de cuatro años y reelegido en 2006 tras una reforma constitucional que autorizó tal posibilidad y cuya legalidad ha sido cuestionada por el Tribunal Supremo del país.

La encuesta añade que si Uribe fuera de nuevo candidato, el 72% de los encuestados votaría por él y el 9% por Betancourt. Indica, además, que si las elecciones enfrentaran a Betancourt con el actual ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, la primera ganaría con el 52% frente al 40% de Santos.

480.000 dólares

Precisamente el ministro Santos afirmó que el emisario designado por Suiza para negociar con las FARC, Jean-Pierre Gontard, fue portador de 480.000 dólares de la guerrilla, según se desprende de los documentos supuestamente encontrados en los ordenadores que las autoridades colombianas dicen que pertenecían a Raúl Reyes.

En unas declaraciones publicadas ayer por el diario «El Tiempo», Santos indicó que «Gontard va a tener que dar explicaciones de por qué él aparece en los correos de Raúl Reyes como el portador de los 500.000 dólares decomisados a las FARC en Costa Rica».

En marzo, después de la muerte de Reyes junto a otras 25 personas, en un bombardeo del Ejército colombiano contra un campamento provisional instalado en territorio ecuatoriano, las autoridades costarricenses encontraron en una explotación cercana a San José 480.000 dólares que una pareja dijo haber recibido de la guerrilla. Según Bogotá, en el supuesto ordenador de Reyes figuraba el lugar en el que se encontraba el dinero.

Llamamiento de Castro

En un nueva reflexión publicada ayer por la prensa local, el ex presidente de Cuba Fidel Castro pidió ayer a las FARC que liberen «sin condición alguna» a las personas que mantienen retenidas al considerar que «ningún propósito revolucionario puede justificar» la retención de ciudadanos. «Nunca debieron ser secuestrados los civiles, ni mantenidos como prisioneros los militares en las condiciones de la selva. Eran hechos subjetivamente crueles», señala.

Pero también aclara que «no estoy sugiriendo a nadie que deponga las armas».