Hoy, el futuro
Ines INTXAUSTI | Crítica de televisión
La televisión no para de buscar nuevos formatos en el segmento más joven de nuestra sociedad creadora. Concursos y más concursos alientan a los recién salidos de los estudios relacionados con la industria audiovisual para que formulen, imaginen y diseñen los futuros programas televisivos. Por encima de todo prima, en ellos, la juventud. Los guionistas deben de escribir para el target generacional más adolescente. Y eso implica que conozcan a fondo el percal. ¿Qué comen, qué fuman, dónde fornican, qué hobbys tienen, qué idioma hablan?.
Los guionistas son los responsables absolutos -en mi humilde (por femenina) opinión- del éxito de una historia. José Coronado nunca hubiera mencionado públicamente su tracto intestinal de no haber sido por un ávido publicista que escribió genialmente para él la famosa frase del bífidus activo.
No me extraña que se mantuvieran en huelga en los alrededores cronológicos de los premios Óscar para ejercer una presión que, cuando menos, no se corresponde con su visibilidad dentro del elenco creativo de las series y películas, tanto de Hollywood como de Guadalix de la Sierra. Los guionistas crecen, se reproducen y multiplican como peces y panes. Todo el mundo quiere ser guionista. Parece un chollo. Tanto es así que los que ejercen su profesión como tales pueden estar extraordinariamente bien o fatalmente mal pagados.
En el exceso se produce el abuso: si no lo haces tú lo hará otro. Aquí no se desperdicia nada. La televisión es capaz de masticar sus propios dientes para acumular material. Hay guionistas muy brillantes en la EITB. También en Cuatro. Y en Tele 5. Pero, sobre todo, en los Estados Unidos, donde se fraguan los próximos capítulos de «Dexter», «Sex in New York», «House», «Frazier»... Yo me conformo con el guión que he preparado para mañana. Tiene pocos protagonistas. Bueno, únicamente yo. Será un monólogo. «24 horas sin Mario» creo que lo titularé. Voy a imprimirlo y les cuento la semana que viene desde mi destino vacacional: Asturias.