«No he tenido ni niñez ni juventud, esperaba a la jubilación para vivir»
José Luis Aranburu
Prejubilado de Victorio Luzuriaga
Entró a trabajar a los 14 años en 1959 y se prejubiló a los 60 años en 2004. «No tuve niñez, ni juventud, porque trabajábamos doce horas diarias y cuando esperaba disfrutar de la vida una vez jubilado, me sale el mesotelioma». Lo que más le duele es que Luzuriaga, que pertenece a Fagor, le niega que trabajara con amianto.
¿Qué trabajo desempeñaba en Victorio Luzuriaga, ahora propiedad de Fagor Industrial?
Trabajé en la sección de moldeo. Allí nos traían las mazarotas [placas o piezas prefabricadas de materiales aislantes] y había placas de amianto, que las utilizábamos para resguardarnos también del calor cuando cortábamos las mazarotas. Todo el día estábamos en contacto con el amianto. He trabajado desde 1959 a 2004, cuando me prejubilé. Cuando me fui todavía había placas de amianto. Nunca la empresa nos dio ni información ni nada de protección ante el amianto. Es así de duro. Unos ocho años antes de prejubilarme tuve una pelotera de la leche porque estaban retirando la uralita del tejado y nosotros seguíamos trabajando.
¿Cuándo supo que tenía el mesotelioma, una patología ligada al amianto?
Me prejubilé en 2004. El año pasado estando en el Pirineo, ya que ando mucho en el monte, noté que me cansaba. Era inhabitual. Fui al médico y me dio unas pastillas, pero le dije que quería unas radiografías. Al hacerlas me reconocieron agua en el pulmón, más de dos litros y medio. Extirparon una rugosidad y vieron que era por el amianto. Me han dado ya seis sesiones de quimioterapia, pero tengo unos dolores de miedo. Resisto a base de pastillas. No hay quien aguante esto.
¿Qué es lo peor, el dolor físico o el sicológico en este caso?
No lo sé, pero fíjese: entré a los 14 años a trabajar; no tienes ni niñez ni juventud porque hacíamos jornadas de 12 horas, y ahora que tendríamos que tener algo de vejez resulta que tengo esto. A mí me ha aparecido en el pulmón, pero conozco otros compañeros que ya se han muerto de cáncer.
El 11 de setiembre se ve la demanda de la empresa para que no le reconozcan la enfermedad profesional.
La Seguridad Social, la Delegación de Trabajo y Osalan me han dado la razón de que esta enfermedad que padezco es por el amianto de Luzuriaga, pero la dirección ha recurrido, porque dice que no se trabajaba con amianto. A mí me han amenazado, como si fuera yo el responsable de haber trabajado y manipulado el amianto con la mano, y también lo cortábamos con la sierra. Tienen miedo, porque saben que no soy el único y si se abre esa puerta van a aparecer muchos. Nunca nos informaron en esa empresa de lo que había.
¿Al resto de trabajadores se les vigila la salud después de conocer esta situación?
Antes de 1984 nos hacían placas, pero desde entonces nada. Sólo análisis de sangre una vez al año. Me han dicho hace poco algunos trabajadores que parece que les van a controlar más, pero no sé. Los pabellones de la empresa estaban abiertos y, por lo tanto, todos inhalábamos amianto.J. B.
Trabajé en la sección de moldeo. Allí nos traían las mazarotas [placas o piezas prefabricadas de materiales aislantes] y había placas de amianto, que las utilizábamos para resguardarnos también del calor cuando cortábamos las mazarotas. Todo el día estábamos en contacto con el amianto. He trabajado desde 1959 a 2004, cuando me prejubilé. Cuando me fui todavía había placas de amianto. Nunca la empresa nos dio ni información ni nada de protección ante el amianto. Es así de duro. Unos ocho años antes de prejubilarme tuve una pelotera de la leche porque estaban retirando la uralita del tejado y nosotros seguíamos trabajando.
¿Cuándo supo que tenía el mesotelioma, una patología ligada al amianto?
Me prejubilé en 2004. El año pasado estando en el Pirineo, ya que ando mucho en el monte, noté que me cansaba. Era inhabitual. Fui al médico y me dio unas pastillas, pero le dije que quería unas radiografías. Al hacerlas me reconocieron agua en el pulmón, más de dos litros y medio. Extirparon una rugosidad y vieron que era por el amianto. Me han dado ya seis sesiones de quimioterapia, pero tengo unos dolores de miedo. Resisto a base de pastillas. No hay quien aguante esto.
¿Qué es lo peor, el dolor físico o el sicológico en este caso?
No lo sé, pero fíjese: entré a los 14 años a trabajar; no tienes ni niñez ni juventud porque hacíamos jornadas de 12 horas, y ahora que tendríamos que tener algo de vejez resulta que tengo esto. A mí me ha aparecido en el pulmón, pero conozco otros compañeros que ya se han muerto de cáncer.
El 11 de setiembre se ve la demanda de la empresa para que no le reconozcan la enfermedad profesional.
La Seguridad Social, la Delegación de Trabajo y Osalan me han dado la razón de que esta enfermedad que padezco es por el amianto de Luzuriaga, pero la dirección ha recurrido, porque dice que no se trabajaba con amianto. A mí me han amenazado, como si fuera yo el responsable de haber trabajado y manipulado el amianto con la mano, y también lo cortábamos con la sierra. Tienen miedo, porque saben que no soy el único y si se abre esa puerta van a aparecer muchos. Nunca nos informaron en esa empresa de lo que había.
¿Al resto de trabajadores se les vigila la salud después de conocer esta situación?
Antes de 1984 nos hacían placas, pero desde entonces nada. Sólo análisis de sangre una vez al año. Me han dicho hace poco algunos trabajadores que parece que les van a controlar más, pero no sé. Los pabellones de la empresa estaban abiertos y, por lo tanto, todos inhalábamos amianto.J. B.