OLASO
Silencio
La actitud huidiza, renuente, domesticada de quienes se pregonaban como adalides del cambio en Iruñea y toda Nafarroa resulta insufrible. Se avergüenzan de los símbolos del propio país pero no tienen empacho en brindar bajo los ajenos, los que nos son impuestos. El maltrato a Mariné Pueyo tiene responsables directos, pero los silentes también cargan con su culpa.