Mikel Razkin Iruñea
Yo Borrego
Aún no he conciliado bien el sueño después de las múltiples celebraciones que se sucedieron tras la consecución de la Eurocopa por parte de la selección española. Se me hace difícil volver a la realidad. Menos mal que la televisión y el resto de medios de comunicación me lo recuerdan en todo momento. ¡Podemos!
Y digo bien «podemos», porque podemos volver a hacer cola en el INEM con la cabeza bien alta, como campeones que somos, aunque ahora haya unas cuantas decenas de miles de personas más engrosando las listas de la mayor empresa española en cuanto a capital humano. Podemos tener la suerte de encontrar un mediocre trabajo y valorar la propuesta de nuestro nuevo jefe para que la jornada laboral pase de 40 a 65 horas semanales. Sé que ese aumento en el número de horas es voluntario, porque podemos aceptarlo o irnos a la calle. ¡Podemos!
El barril de petróleo está en máximos históricos. Pero a mí el que más me importa es el barril de cerveza. Cómo disfruté el botellón del domingo 29 de junio en Yamaguchi con aquellos otros 50 espontáneos. Qué recuerdos me vinieron a la mente cuando vi aquella misma bandera con la que se festejó el título de 1964... entonces no pasaban estas cosas. Y bien de priba del súper porque no me llega para ir de copazos por los pubs de la zona. Pase lo que pase, mi vida social no se ve afectada. Es que la picardía es propia de nuestro carácter ganador. ¡Podemos!
Y además me he convertido en un activista ecologista. Como está muy complicado esto de aparcar, y se me hace cada vez más difícil pagar a la vez la gasolina y las letras del coche (de la hipoteca ni hablamos), me he comprado una bicicleta para poner mi granito de arena en la lucha por el medioambiente. Sigo a rajatabla aquello de «piensa en verde» que no sé dónde escuché. ¡Podemos!
Igualmente sé cómo voy a lidiar con la subida de las tarifas de la luz. Por fin podemos decir adiós a las tarifas nocturnas. Ya tengo conectada la dinamo de la bici al microondas. Tengo que sacrificarme por el mundo que dejaremos a nuestros hijos (cuando me pueda permitir tener uno), porque sé que la economía global depende de lo bien que lo hagan las grandes empresas. Es importante que éstas sigan «con y sin crisis» obteniendo beneficios récord. España ya es la octava potencia mundial. ¡Podemos!
Y ahora a disfrutar de San Fermín. Acudiré a ver a Luis Aguilé, un artista muy actual. No diré de él que es contemporáneo, porque su estilo musical está caballo entre dos siglos (o dos milenios, según se mire), pero es claro que es muy de aquí, ¿no? Y todo seguirá en su sitio después de las fiestas porque este año no vendrán barracas como el barco pirata o la noria, que podrían acabar incrustadas en la muralla. Mejor para los toros, pobrecicos el ruido que iban a soportar. Así que correré el encierro y llegaré el primero a la plaza. ¡Podemos!
Pero no me he presentado. Me llamo Borrego, ¿y tú? Un amigo mío que lee me ha dicho que le resulto un tanto irónico y que esto último se puede parecer mucho al «Yo acuso» de Zola, pero el único Zola que uno conoce es el delantero italiano que jugaba en el Chelsea. Así que: ¡Podemos!