Huston en el país de Hitchcock
«El último de la lista»
Hay obras que no entran ni en la categoría de las rarezas ni en la de películas de culto, porque resultan todavía más insólitas o atípicas dentro de la filmografía de un cineasta consagrado. «El último de la lista» es una pequeña joya apreciada por los muy cinéfilos y mitómanos, pero que se suele olvidar a la hora de repasar el inmenso legado artístico de John Huston. Va asociada con «La burla del diablo» o «Casino Royale», por tratarse de uno de sus rodajes europeos en compañía de buenos amigos que, por una vez, renunciaban a su estatus estelar por el simple placer de divertirse. La revista «Fotogramas» de este mes desentraña el misterio, mostrando las fotografías de la transformación de los actores famosos que resultaban irreconocibles bajo el maquillaje, truco que en la película es revelado en los títulos de crédito finales para sorpresa del espectador. Kirk Douglas es el que más se multiplica en diferentes caracterizaciones, junto a un Tony Curtis que se disfraza de organillero, un Burt Lancaster que se viste de mujer o un agitanado Frank Sinatra. Por último, Robert Mitchum es más facilmente identificable, porque hace de borracho. También pudo haber figurado en el grupo Elizabeth Taylor, pero no quiso llevar una prótesis facial que la desfigurara.
Prescindiendo de los muchos cameos, el actor que lleva el peso interpretativo en «El último de la lista» es George C. Scott, que borda el papel de un coronel retirado del M15, el servicio secreto inglés. Un colega le hace entrega, antes de ser asesinado, de la lista de víctimas en cuestión, debiendo averiguar la identidad del sospechoso. Es una intriga criminal que homenajea a Hitchcock en su propio país, si bien el argumento, sacado de la novela de Philip MacDonald «The List of Adrian Messenger», guarda no pocas concomitancias con el clásico de Arthur Conan Doyle «El perro de Baskerville». Huston no deja pasar la oportunidad de comparar la caza al hombre con la del zorro.