Vaya por delante una obviedad: el resultado de audiencia no lo es todo para juzgar un programa. Pero si se utilizan propagandísticamente los buenos resultados en Sofres, se debe entender que los malos tienen la misma influencia. Y, aunque sea una de las múltiples contradicciones en las que incurrimos de manera rutinaria, no es inusual que las audiencias sentencien la vida de productos televisivos ejerciendo el doctorado de la sabiduría popular.

Me estoy refiriendo a lo extraño que resultaba que Cuatro programase la versión norteamericana de «Betty», al día siguiente de que la producción de Tele 5 alcanzase una apoteósica cifra de audiencias, colocada en horario de noche, en torno a la boda de la metamorfoseada protagonista. Son piruetas del programador que se basan en cálculos erróneos, en intuiciones distanciadas de lo empírico o de caprichos fuera de toda regla. Lo cierto es que la serie, formal y técnicamente, no se puede considerar como mala, incluso podría decir que tiene un buen nivel, pero sus tramas, su tono, es tan pensada para reflejar las circunstancias sociales de un segmento muy acotado de la población norteamericana, que aquí se hace casi incomprensible.

El programador, en esta ocasión, no ha tenido en cuenta los factores emocionales, y la producción cutre de la Bea española, tenía en su poca calida formal uno de sus factores de acoplamiento con unos gustos mayoritarios. Introduzcamos otro apunte sociológico para entender algunas respuestas ante ciertos productos. Si la gran población inmigrante tiene influencia en el mercado de trabajo, las entidades bancarias les ofrecen productos a su medida, si en la educación empieza a tener un peso importante, es lógico que en las programaciones televisivas se atienda a estos posibles consumidores, que están ahí, y que vienen, los adultos, con unos gustos televisivos que aquí se deben amoldar, buscar una fusión, y quizás sea este el logro de la Bea de Tele 5, que, por cierto, está pasando, una vez realizada la mutación, por malos momentos de audiencias. La trama sin tanto gancho, el verano, la competencia. La audiencia no lo es todo, pero influye de manera importante.