Éste no es Héctor Lavoe
«El cantante»
El mundo de la salsa ha condenado sin paliativos la biografía cinematográfica de Héctor Lavoe, tanto por parte de la familia como de sus compañeros en la Fania, el sello que introdujo este ritmo latino en Nueva York. No le reconocen en la pantalla, por culpa sobre todo de lo alterada que está la relación con su mujer Puchi, a quien en la pantalla encarna Jennifer López. La estrella de Hollywood ha querido controlar la producción y ha pecado de prepotente, reservándose un papel a su medida. A ella le ha tocado, en consecuencia, asumir el fiasco y plantar cara a la lluvia de críticas. «El cantante» llega tarde y únicamente en formato doméstico, tras una distribución mucho más limitada de lo que se esperaba cuando inició su carrera en los festivales.
Toda la narración esta enfocada de cara al lucimiento de Jennifer López, que aparece como introductora en un prólogo que simula una entrevista en blanco y negro con la verdadera esposa de Lavoe. Ella maneja los hilos de la reconstrucción biográfica, adquiriendo un protagonismo que deja en segundo plano la interpretación de Marc Anthony, su marido en la vida real. La pareja ha caído en el error de intentar utilizar la película como vehículo promocional, olvidándose del artista homenajeado.
Se melodramatiza en exceso la amarga existencia de aquel hombre con problemas familiares, que acudía al talento musical para canalizar sus frustraciones. En el proceso de descenso al infierno de las adicciones aparecen en escena los tópicos más recurrentes del género, con lo que se pierde la posibilidad de transmitir y dar a conocer la enorme personalidad musical de Héctor Lavoe, un cantante único y merecedor de un tratamiento más exclusivo. Lo único que se salva de la realización son las secuencias de actuaciones, filmadas con una técnica actual que rescata las canciones originales para las nuevas generaciones. La del título, por cierto, es la que compuso Rubén Blades.