Ricardo Riccó se impuso ayer en el primer final en alto en Super Besse y, de esta forma, regaló al Saunier Duval la victoria de etapa que se le negaba en el Tour en sus cinco años de existencia. De paso, justificó su llamada a Joxean Fernández Matxin para pedirle una plaza entre los nueve elegidos para la prueba.

El Tour no figuraba en su calendario y tras su gran Giro se podía pensar que el italiano iba a preparar el final de temporada con unos Mundiales en Italia. Pero su masajista, el mismo que tenía Marco Pantani, se encargó de convencerlo para que corriera el Tour. Le recordó que en 1998 el Pirata, el ídolo de Ricco, ganó el Giro y el Tour sin apenas prepararse entre ambas carreras y le animó a intentar imitarlo. Cogió el teléfono y pidió un sitio. Y los deseos son órdenes cuando se trata de satisfacer a uno de los ciclistas con más clase y con más carácter ganador del pelotón. Muchos, dentro y fuera del pelotón, detestan su forma de ser y de criticar sin miramientos a compañeros del pelotón. Pero es un genio y este tipo de ciclistas son los que hacen grande este deporte, porque ese mismo carácter que lo lleva a equivocarse en algunas de sus declaraciones es el que lo empuja a dar espectáculo y buscar la victoria allá donde corre.

Se había marcado la llegada de ayer como primer objetivo y tras lograrla manifestaba que «ganar una etapa en el Tour era mi sueño. Ya la he conseguido y estoy satisfecho. Ahora vamos a ir día a día para saber si puedo luchar por la general». Una clasificación que ayer pasó a liderar Kim Kirchen tras una caída de Stefan Schumacher cuando le quedaban pocos metros para mantener su maillot.

En la llegada no hubo grandes diferencias entre los favoritos, aunque sí llamó la atención que Cunego cedió pronto en el repecho final, aunque a él no le van nada esos finales explosivos.

Caisse d'Epargne trabajó mucho

A Valverde sí y por ello Caisse d'Epargne trabajó a destajo, primero para anular la fuga del día de Bichot, Sylvain Chavanel y Vaugrenard, y luego para responder a todos los ataques que se registraron en la parte final.

Todo el equipo se desgastó y ello obligó a Pereiro a hacer de lanzador de un Valverde que no acusó la caída del día anterior. El gallego marcó un ritmo durísimo que seleccionó al gran grupo. En ese final explosivo Riccó se impuso al murciano y Evans.