El gallego fue uno de los más fuertes en el primer final en alto y dejó en evidencia a todos aquellos que no lo han incluido entre el ramillete de favoritos del Tour.

¿Qué conclusiones saca tras su gran etapa de Super Besse?

Lo más importante es que Alejandro se ha recuperado bien de la caída. Yo confirmo que estoy muy bien, muchísimo mejor que el año pasado, y con sensaciones excelentes, de las mejores que he tenido en el Tour. La crono la hice en mi línea. Cuando estoy bien, mi tiempo tampoco es una sorpresa. Si comparamos con las cronos del año pasado, perder un minuto con Evans es normal para mí. Mi primera semana ha sido muy buena, pero voy a seguir con mi filosofía del día a día y después de lo demostrado durante esta primera parte de Tour, seguro que la palabra «sorpresa» ya no se verá asociada a mi nombre.

¿Cómo ha visto a los favoritos en el primer final en alto?

Es un poco temprano para tener una opinión segura, pero por lo visto hasta ahora, Sastre y Evans están bien y no suelen fallar, Menchov tampoco. Para mí, estos tres y Valverde son los principales favoritos. De los demás al único al que veo un poco mas flojo de momento es a Cunego, pero a pesar de llegar en alto, tampoco es un día para sacar muchas conclusiones y habrá que esperar. Luego están los hermanos Schleck, más Frank que Andy, Kreuziger, al que nadie lo nombra y está bien, y Zubeldia y Astarloza se merecen ser nombrados. Me gustaría estar cerca de esta gente.

¿No le sorprende que no se le incluya en las quinielas?

Mejor así, tampoco he buscado estar entre los favoritos. Cuando mejor me ha ido en el Tour es cuando salía como uno más. Además, tener a uno de los máximos favoritos en el equipo me da cierto margen de maniobra. Habrá momentos en los que nos encontremos en grupos pequeños dos o tres del equipo y antes de dejarle a Alejandro me dejarán moverme a mí. Tendré cierta libertad y me beneficiará tener a un líder.

¿Siente que no se le valora como un ganador del Tour? De hecho hasta poco antes del inicio de éste, dos años después, no se ha cerrado el caso judicialmente.

Está claro que no es la mejor manera. Es un Tour que por momentos aburría de lo largo que era. Y justo antes de que me nombraran ganador oficial Alberto ganó otro y eso unido a un año discreto mío, hace que esto suceda. Pero nadie debe olvidar que en el 2006 mis cinco días de amarillo levantaron a los aficionados y al ciclismo y eso sí que noto que la gente lo olvida. Todos estaban hundidos cuando Alejandro se rompió la clavícula y gracias a mi actuación, España se puso delante de la tele a ver el Tour. Me siento protagonista y fui culpable de todo eso.

Por lo menos el Tour lo reconoció como ganador, ¿porque llegaría a pensar que no se le reconocería?

Sí que me preguntaba qué culpa tenía por llegar segundo a París, el mejor después de alguien descalificado. No entendía por qué si Landis no era el ganador no se le daba al segundo el primer puesto. ¿Por qué tardaron tanto y no nos permitieron a mí y al equipo tener el protagonismo que nos correspondía? Pero el 15 de octubre se dio carpetazo y este tema llegó a su final, y ahora sí me están haciendo los honores que se le deben a un ganador del Tour y eso reconforta. Nos conformamos con sabernos ganadores, pero nunca se podrá compensar todo lo que perdimos.

¿Por qué no rindió el año pasado al nivel de lo esperado?

El Tour dentro de lo que cabe no fue malo, pero sí tuve una mala adaptación a un nuevo papel. No supe controlar situaciones embarazosas. Cada tres días había una noticia mía que había que comentar... Me descentré completamente por lo que se decía de mí y por la situación del ciclismo. Estaba sin motivación. Me preguntaba qué hacía yo en un mundo sin normas ni reglas en el que cada uno hacía lo que quería. Por momentos perdí el manejo de mi vida. Ahora por suerte soy capaz de anteponer mis entrenamientos por encima de todo. Antes, a veces entrenaba mal por atender a la gente. Este año me he preparado totalmente diferente, he recuperado la ilusión que me faltaba para andar en bici y eso hace que se vea a un ciclista diferente.

¿Cómo ha sido su preparación durante esta temporada?

Le pedí a Eusebio intentar brillar en carreras importantes, que probara en las clásicas. Creía que iba a rendir y volví a estar en carrera ayudando a Alejandro. En Romandía estaba entre los diez primeros con un buen ritmo hasta que me caí en el día de montaña. Luego me atropelló un coche, volví a estar parado y no llegué a la Dauphiné como quería, pero el campeonato de España salió genial por las sensaciones y he llegado al Tour mucho mejor que el año pasado, con ganas de afrontar la carrera de forma distinta.

¿Es un problema tener a Valverde en su mismo equipo?

Sí y no. Si Alejandro está bien, sube mejor que yo y en la crono no le tengo que ayudar. Otra cosa es que tenga un día malo y yo vaya súper y tenga que frenar para ayudarle, pero vamos a pensar que está bien y mi trabajo se limitará al último puerto y ahí no voy a perder mucho tiempo.

¿Cómo ve este Tour?

Al empezar sin prólogo el Tour ha perdido porque es el día mas espectacular, una fiesta en la que los espectadores pueden ver uno a uno a todos los ciclistas, su habilidad y velocidad. Los sprinters no han tenido opciones... Me hubiera gustado que el Tour fuera como siempre. Prólogo, seis etapas llanas y montaña. Así vamos a llegar más cansados a Pirineos.

¿Qué firmaría en este momento?

Que celebremos el triunfo en París con Valverde o conmigo. Me gustaría ganar una etapa y estar delante y volver a presumir de acabar entre los diez primeros.

No se descarta para ganar...

No soy el más indicado para descartar nada. ¿Quién iba a decir que podía vencer en el 2006? Es muy complicado. Si Alejandro tiene 899 papeletas para ganar yo tengo 15, pero algunas tengo. Yo siempre he venido con dos o tres líderes por delante. En Phonak, con Hamilton, Botero, Sevilla y aquí con Alejandro. No olvido que este equipo me fichó en el 2005 para ser su gregario, pero luego las circunstancias hacen que ganara un Tour. Si está bien es imposible que vaya tan rápido como él, pero tengo claro que el enemigo no está en casa, donde tengo a un amigo y un campeón.