Los 59 inmigrantes que ayer a mediodía arribaron en un cayuco a la isla canaria de La Gomera, cuatro de ellos muertos y otros cuatro en estado crítico, podrían haber permanecido cinco días sin beber agua y haber arrojado al mar varios cadáveres de compañeros de viaje que no soportaron la dura travesía por mar hacia Europa.

Se trata de la tercera tragedia que se ceba sobre un grupo de inmigrantes subsaharianos en una semana y cuyo balance de víctimas mortales es ya de al menos 33 personas. Catorce de ellas murieron el lunes al volcar su embarcación frente a la costa granadina y el fallecimiento de quince más, entre ellos nueve niños menores de cuatro años, se conoció al trasladar el miércoles a Almería a los supervivientes que viajaban en una lancha neumática desde Alhucema.

Según los supervivientes de la barcaza que llegó a La Gomera, el grupo podría haber partido hace quince días desde algún punto de la costa de Guinea Bissau y se había perdido durante la travesía. La llegada a la playa Santiago (Alajeró), en el sur de la isla, se produjo por sus propios medios sobre las 13.00 horas y fue custodiada por una zodiac privada que se encontraba en la zona, ya que Salvamento Marítimo no llegó a tiempo para atender la emergencia. Once de los inmigrantes fueron hospitalizados en grave estado de salud.

Críticas a Madrid

Una concentración denunció ayer en Almería la política del Gobierno español para regular los flujos migratorios, enfatizando que la culpa de estas tragedias «no la tienen las olas» sino «los posicionamientos políti- cos y económicos, que son los únicos responsables de esta dura e injusta realidad».