A falta de una llegada en alto que sirviera para concentrar a todos los aficionados, desde la ascensión al Peyresourde a la llegada a Bagneres de Bigorre se podía ver por todo el recorrido a millares de vascos, la mayoría de ellos con camisetas naranjas y con ikurriñas para animar a su equipo y a sus corredores. Muchos acudieron con bicicletas para aprovechar las múltiples opciones que da la zona para subir puertos de nivel y otros dedicaron la jornada a elegir un buen sitio desde el que ver todo el montaje que rodea al Tour. Destacaba en la misma línea de meta la presencia de un grupo en el que se encontraba la compañera de Euskadi Irratia Arritxu Iribar y el iraetarra Oier Iraolagoitia, que el día anterior se había proclamado con su equipo campeón guipuzcoano juvenil contrarreloj y ayer se acercó a los Pirineos a subir alguno de los puertos míticos.

En los últimos kilómetros se dejaron ver cuadrillas del Baztan, de Algorta y en el camping de Bagneres instaló su carpa un grupo de cicloturistas ataviados con camisetas del Euskaltel, que subieron el Aspin antes de comer y ver el final de etapa.

También se acercaron a Bagneres de Bigorre los organizadores de la clásica de Donostia para dar un dossier de su prueba a los periodistas, aunque la mayor parte de los aficionados se instalaron en los altos de Peyresourde, Aspin y... el del Tourmalet, puerto mítico que se sube hoy y que estaba situado cerca de la línea de meta de ayer. Su cima fue el escenario de la Euskal Jaia organizada por ESAIT para reivindicar la oficialidad de las selecciones vascas. Unos actos que tendrán su punto fuerte esta mañana con la marcha ciclista desde Sainte Marie de Campan hasta la cima del Tourmalet, con parada en La Mongie.