CRONOLOGÍA | Décimo aniversario del cierre de "EGIN"
Ni un solo día sin diario, pese al cierre de Garzón
La «Operación Persiana» diseñada por Garzón al mando de cientos de policías se saldó con el cierre de «Egin» y Egin Irratia y 11 detenciones. Sin embargo, la respuesta de los trabajadores y la solidaridad de la sociedad vasca no dejó que hubiera ni un solo día sin periódico.
Manex ALTUNA
El primer número de “Egin” se publicó el 29 de setiembre de 1977 y, como se recogía en los agradecimientos expresados en la portada, nació con la vocación de ser un proyecto informativo que emanaba del compromiso y la ilusión de un gran sector de la sociedad vasca, puesto que contaba con 25.000 cuentapartícipes y miles de contribuyentes. En mayo de 1989 echaba a andar la radio Egin Irratia.
A lo largo de los más de 20 años de trayectoria tuvo que hacer frente a innumerables ataques judiciales y policiales que se intensificaron en la década de los noventa. Entre ellos, destacó el protagonizado por la Ertzaintza en diciembre de 1993 que, siguiendo órdenes del consejero de Interior de Lakua, Juan María Atutxa, entró a las sedes de Hernani y Bilbo con el objetivo de desprestigiar al Equipo de Investigación. Incluso se enfrentó a campañas de boicot publicitario impulsadas por los partidos políticos que firmaron el Pacto de Ajuria Enea.
Pero “Egin” se ganó la fidelidad de un amplio sector de lectores que lo sacaron adelante hasta que, en la madrugada del 15 de julio de 1998, acabaron con la vida del diario y la radio.
CIERRE DE SEDES
• El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón se trasladó aquella noche de verano hasta Euskal Herria con la intención de precintar las sedes de “Egin”. El nombre con el que bautizó el operativo así lo evidenciaba: «Operación Persiana». Hacia las 5.00 de la mañana y acompañado por cientos de policías armados, se presentó en el Polígono Eziago de Hernani. Accedieron a la sede en la que se encontraban los trabajadores de la rotativa e iniciaron un registro minucioso sin mostrar ninguna orden judicial. Rellenaron cajas y cajas con todas las carpetas y documentos que se encontraron y hasta desguazaron la rotativa para inutilizarla.
Simultáneamente, bajo las órdenes del mismo juez, agentes de la Unidad Central de Inteligencia de la Comisaría General de Información entraron en las delegaciones de Bilbo, Gasteiz e Iruñea. En la capital navarra tiraron la puerta de la sede situada en la calle Monasterio de Irantzu, en el barrio de Donibane, a porrazos. En Gasteiz, por su parte, retuvieron a un fotógrafo durante varias horas hasta que les abrió la puerta de la delegación. De la noche a la mañana todas las delegaciones de “Egin”, tanto del periódico como de la radio, excepto las de Baiona, Madrid y Eibar, estaban precintadas.
A las 11.00 de la mañana el jefe de Personal, Tomás Arrizabalaga, salió del Polígono Eziago tras asistir al registro como testigo forzado junto al administrador de Hernani Inprimategia, Iñaki Zapiain. Agitando con la mano alzada el periódico de aquel día se dirigió a los medios de comunicación allí congregados: «Mirad bien, porque éste puede ser un ‘Egin’ histórico; es muy posible que ya no haya más. Y que más de 200 trabajadores nos quedemos en la calle», denunció.
11 DETENCIONES
• En el momento en el que en Iruñea entonaban el “Pobre de mí”, la Policía española comenzó a ejecutar con nocturnidad y alevosía las órdenes de Garzón. El magistrado ordenó que la operación no comenzara antes de la medianoche y obligó a realizar la redada de forma sincronizada. El primer arresto lo llevaron a cabo en Lezo, donde detuvieron a Xabier Alegria, para posteriormente trasladarlo a la sede de “Egin” en Hernani. Treinta minutos después, efectivos de la Policía española violentaban media docena de viviendas de forma simultánea, entre ellas la de Carlos Trenor en Donostia. En Irun fue detenido Ramón Uranga y Manu Aranburu en Orereta. En la misma localidad guipuzcoana fue arrestada Maite Mendiburu y la última detención realizada en Gipuzkoa esa noche fue la de Manu Intxauspe. De las detenciones practicadas en Bizkaia y Araba, destacó la violencia empleada por los agentes contra Isidro Murga y su familia en Laudio. Arrancaron la puerta de su casa con un mazo de hierro y, una vez dentro, tiraron a Isidro al suelo, lo que le produjo una hemorragia nasal y heridas en el dedo del pie. Su hermano Patxo fue detenido en Bilbo hacia la 1.00 de la mañana, mientras en Laudio también fue arrestado Pablo Gorostiaga. A Julen Kalzada, por su parte, le detuvieron en su casa de Busturia, y el último arresto en esta operación lo realizaron en Nafarroa. En concreto, en Barañain, localidad en la que residía Xabi Otero. Cinco días después, y tras ser conducidos a Madrid, Otero, Mendiburu y Kalzada fueron puestos en libertad bajo fianza. En días posteriores, se presentaron a declarar en la Audiencia Nacional voluntariamente José Ramón Aranguren, Xabier Salutregi y Teresa Toda, y los dos primeros fueron enviados a prisión por el juez. La trabajadora del periódico Marga Izaga también fue detenida; tras pasar tres días incomunicada, fue puesta en libertad sin cargos.
EGINGO DUGU
• El número 7.200 de “Egin” fue el último. Lo habían amordazado. Sin embargo, aquel 16 de julio apareció un periódico nuevo, “Euskadi Información”, para cubrir en la medida de lo posible su ausencia, como adelantó el día anterior el redactor jefe del diario Martín Garitano ante las instalaciones recién precintadas en Hernani con sus manifestaciones: «Egin, egingo dugu». Eran sólo ocho páginas, todas en blanco y negro, pero escondían un tremendo esfuerzo detrás. La rabia que invadía a los trabajadores consiguió que se salvaran todos los obstáculos. Estaba todo el material que conocían precintado y lo primero fue encontrar una redacción improvisada en Hernani con cuatro mesas y otros tantos ordenadores. Después, consiguieron la mancheta del nuevo periódico y la impresión parecía asegurada en la rotativa de “Deia”. Pero cuando estaba encaminado, los responsables del diario bilbaino se echaron para atrás si no se les garantizaba la legalidad de la mancheta. Eso no era posible, porque nadie recordaba dónde estaban los documentos originales. Desde “Deia” propusieron ceder unas páginas dentro de su periódico, pero fue rechazada la propuesta. Eran más de las 23.30. Llamaron a todo tipo de imprentas sin obtener resultado hasta que a las 2.30 encontraron a una persona que se ofreció para lo que hiciera falta. Contaba con una vieja máquina plana de ofset Solna 125 con un funcionamiento primitivo que consiguió una tirada de 3.000 ejemplares. Muy pocos se hicieron con los ejemplares originales, pero estalló una espontánea reacción de solidaridad: los mismos kiosqueros comenzaron a fotocopiar y grapar aquellas ocho páginas de emergencia en las que el último director de “Egin”, Xabier Salutregi, escribió un artículo titulado «Seguimos, seguiremos». Al día siguiente consiguieron otra rotativa que alcanzaba una tirada de 30.000 ejemplares, y así funcionaron hasta que el 31 de julio se estrenó la «nueva» rotativa de “Euskadi Información” que podía imprimir 16 páginas. Con el pasó del tiempo fue «normalizándose» y en octubre lograron hacer un periódico de 32 páginas. Fueron 198 días, hasta que en la despedida la cabecera parafraseaba al presidente del Gobierno español, José María Aznar, quien había declarado que «creían que no nos íbamos a atrever» para certificar el impulso político existente en el cierre.
SOLIDARIDAD
• La respuesta al cierre fue inmediata. La mayoría social vasca se posicionó en contra, y también los partidos de ámbito vasco. Los actos de solidaridad con el periódico se sucedieron pueblo a pueblo en toda la geografía del país, y “Egin” estuvo presente en todas las fiestas de los pueblos de Euskal Herria. Numerosos artistas, deportistas y personalidades de distintos ámbitos mostraron su apoyo al periódico y a Egin Irratia, emisora amordazada a la que muchas radios libres prestaron sus micrófonos. Donostia albergó una manifestación histórica, con la participación de más de 75.000 personas, y la jornada de movilización y paro de dos horas tuvo también un eco importante en las empresas y los comercios. El papel de los trabajadores de “Egin” fue también fundamental en esta respuesta, con iniciativas continuas para denunciar el cierre. Un ejemplo de esa marea solidaria fue la campaña «Mila miloi baietz», a la que, una vez más, se sumaron miles de personas.