Los datos son realmente terribles: son ya cincuenta los trabajadores fallecidos en accidente laboral en lo que llevamos de año en Euskal Herria. Ayer, un obrero de 51 años de edad moría en el acto aplastado por una pieza de enormes dimensiones. El accidente ocurría en las obras del Tren de Alta Velocidad en la localidad alavesa de Luku.

Este último accidente laboral mortal ha destapado una serie de elementos que conviene remarcar. En primer lugar y una vez más, debe constatarse que doce años después de su entrada en vigor, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales sigue sin encontrar el suficiente eco entre los empresarios (entre la mayoría de ellos, al menos). Ese medio centenar de fallecidos en los primeros seis meses del año es la mejor prueba de ello. En segundo lugar, lo ocurrido en Luku refleja de nuevo que los trabajadores temporales tienen 2,5 veces más de probabilidades de sufrir un accidente mortal. Y, por último, no puede pasarse por alto el hecho de que la última víctima trabajaba en una obra pública, y por tanto a la Administración pública cabe exigirle en esta hora mayor dedicación y medios para evitar estos accidentes.