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Tras liberarlo, Israel afirma que Samir al-Qantar es un «objetivo»

La localidad libanesa de Aabey recibió con honores a Samir al-Qantar, excarcelado el miércoles como parte del canje de presos y cadáveres entre Israel y la milicia de Hizbullah. Pero, tan sólo un día después de su puesta en libertad, Israel afirmó que no pasarán por alto ninguna oportunidad para «ajustar cuentas» con el que, a su llegada a Líbano, reafirmó sus «convicciones políticas» y dijo no arrepentirse de nada.

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Justo al día siguiente de ponerlo en libertad como parte de un canje con la milicia libanesa de Hizbullah, Israel declaró «objetivo» a Samir al-Qantar, el preso político más antiguo en las cárceles israelíes. Así de claro lo dijo ayer un alto funcionario de la seguridad israelí citado por la agencia AFP. «Todo terrorista que haya cometido un acto terrorista contra Israel, sobre todo si es del calibre del perpetrado por al-Qantar, que mató a una niña y a otras dos personas, es un objetivo», afirmó. Aseguró también que «si hay una mínima posibilidad para Israel de ajustar sus cuentas con al-Qantar, no vacilaremos».

Detenido en 1979, fue condenado a cinco cadenas perpetuas y a 47 años adicionales por la muerte de una niña de cuatro años, de su padre y de un policía israelí en la ciudad costera de Nahariya, al norte de Israel.

Él siempre negó haber matado a la menor, cuya muerte, según sostiene, se produjo en un intercambio de disparos cuando tropas israelíes intentaban detenerlo junto a otros militantes.

Ayer fue recibido como un héroe en su localidad natal, Aabey, al sureste de Beirut. A ritmo de la música folclórica y de las danzas típicas de Líbano, una multitud recibió al ex preso del FLP, que el martes cumplirá 46 años. Para darle la bienvenida a lo grande, degollaron una oveja a la entrada de su casa. «Samir ya no es ese joven de 17 años. Pero, mantiene la misma sonrisa y expresión», manifestó su suegra, Siham, que lo abrazó como si se tratara de su propio hijo.

En su intervención, al-Qantar subrayó que «ni un día me he arrepentido de lo que he hecho. Por el contrario, mantengo intactas mis convicciones políticas. Además, hoy he aprendido que los israelíes querían asesinarme. Ayer, en este mismo momento, estaba en sus manos, pero ahora estoy aquí, deseando enfrentarles», resaltó en alusión a las amenazas de Israel.

Aparte de los cinco presos, Israel entregó 200 féretros. A pie de carretera, un nutrido grupo de madres intentaba entre lágrimas tocar los féretros, en los que tal vez estén sus hijos. Los ataúdes, envueltos en la bandera libanesa o palestina - según el origen del fallecido- y transportados en camiones adornados con flores, fueron entregados a sus familiares al término de la ceremonia en Beirut.

El saludo de los refugiados

Millares de refugiados palestinos salieron del campo de Rachidiye al paso del convoy en la ciudad de Tiro, al sur de Líbano. En sus manos llevaban los retratos de milicianos palestinos muertos en enfrentamientos con el Ejército israelí durante la guerra civil libanesa. En los postes situados a lo largo de la carretera, adornada con banderas amarillas de Hizbullah y de distintos partidos libaneses, predominaban las fotos de Dalal al-Moghrabi, un joven palestino muerto en un operativo contra tropas israelíes en 1978.

Hizbullah bautizó esta operación con el nombre de «al-Raduan», seudónimo de uno de los dirigentes militares más importantes de la milicia, Imad Mougniyeh, fallecido en febrero en Damasco en un atentado atribuido al Mossad israelí.

contra hizbullah

Israel ha lanzado una campaña mediática internacional en contra de Hizbullah, a quien presenta como «una organización terrorista al amparo de Irán».

Una multitud despide entre lágrimas a los dos soldados israelíes

Una multitud se reunió ayer por la tarde en el cementerio de Haifa para despedir al soldado Eldad Regev. Por la mañana, despidieron a Ehud Goldwasser. Hizbullah los capturó en julio de 2004, y el miércoles. entregó sus cadáveres.

«Queríamos verles sonreír. Lágrimas de dolor acompañan su regreso a casa y el corazón se hace más pesado», manifestó el ministro de Defensa, Ehud Barak, en el entierro de Regev.

Dirigiéndose a las familias de ambos militares, remarcó lo «orgullosos» que están de ellos los israelíes.

Durante el sepelio, la madre del sargento Goldwasser pidió a los israelíes que «vean la guerra como una victoria», ya que su pueblo ha demostrado «ser fuerte y tener una juventud maravillosa».

La mayoría de los titulares de la prensa reflejaban la amargura que vivió Israel tras la entrega de los dos féretros. El primer ministro, Ehud Olmert, criticó los honores al ex preso Samir al-Qantar.

Un ex colaborador de Olmert, Miri Eisin, remarcó que para Israel «ha sido increíblemente difícil tomar la decisión de liberar a al-Qantar».

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