Cuanto más se retrocede en el tiempo, más apasionante resulta su historia, pues, al fin y al cabo, se investiga sobre las luces y las sombras del ser. En Katillotxu (Mundaka), Juan Carlos López Quintana y Amagoia Guenaga, miembros de Agiri Arkeologia Kultura Elkartea, han descubierto cinco dólmenes y dos asentamientos al aire libre de cronología Neolítico avanzado-Calcolítico. Los nombres oficales responde a frías nomenclaturas como KT1 , KT2, KT3... y PK, éste por encontrase al lado del baserri de Pakotene; pero por debajo de grafías establecidas, con su lógica, se encuentra la vida, la vieja vida.

Juan Carlos López, director científico del proyecto, comenzó en el año 89 un proyecto en Urdaibai con el objeto de encontrar vestigios de un pasado lejano. Juan Carlos descubrió nueve dólmenes. En 2004, y gracias a una ayuda económica recibida desde la Unesco, decide investigar en el cordal Katillotxu: «La morfología externa del terreno que oculta un dólmen es reconocible, por lo que Katillotxu me pareció una zona con posibilidades», señala López. Cuatro años más tarde, el trabajo está «casi» concluido (en 2012 se investigará otro dolmen) y los resultados, muy positivos, a disposición pública.

El dolmen de Katillotxu I, escavado entre 2004 y 2005, es un monumento megalítico de 18 m. de diámetro, con una cámara sepulcral mal conservada por diferentes causas. No conserva restos humanos por la acidez del sedimento; sin embargo, se ha recuperado un importante ajuar funerario compuesto por puntas de flecha, cuchillos de sílex, hachas pulimentadas, diferentes cuentas de collar y restos de cerámica. Todo ello apunta a un monumento sepulcral colectivo. Los datos sitúan la construcción del monumento entre el IV y V milenio antes de Cristo.

Katillotxu V, excavado entre 2006 y 2008, es un monumento megalítico de 12 m. de diámetro. Aquí se han hallado evidencias de arte megalítico en contexto: losa de cabecera de la cámara sepulcral, estela antropomórfica hincada en el interior y pequeñas estelas antropomórficas situadas en el exterior. «La importancia del hallazgo reside en ser la primera evidencia de cámara sepulcral decorada en todo el área cántabro-pirenaica», apunta J.C. López.

Para 2009 se cuenta con un proyecto de puesta en valor. De momento, los descubrimientos, en parte, han sido recubiertos para evitar su erosión o bien trasladados al laboratorio.