Maite SOROA
Aulestia lo tiene claro
Se empieza girando del «No» a la Constitución para llegar al «Sí inequívoco» y luego se escriben cosas como las que siguen.
Kepa Aulestia, en su ventana habitual en «El Correo Español», embestía ayer contra la Ley de Consulta aprobada en el Parlamento de Gasteiz y sentenciaba que «las reiteradas manifestaciones del lehendakari Ibarretxe mostrándose convencido de la legalidad de una decisión adoptada legítimamente son todo menos creíbles».
A partir de ahí, hablaba de «la clamorosa inconstitucionalidad de lo que acabó aprobando el Parlamento vasco el pasado 27 de junio» y la emprendía a palucadas con el mismísimo Ibarretxe porque «si a pesar de ello hubiese anunciado que acatará la decisión del Tribunal Constitucional y que, si la consulta es rechazada, perseverará en la formulación de sus deseos de manera más acorde a la ley, su conducta hubiera sido sencillamente coherente. Pero la coherencia nada tiene que ver con la tozudez en el comportamiento de un responsable público. Es más, la tozudez acaba saboteando a la coherencia porque conduce siempre a metas muy distintas a lo que se dice perseguir».
Lo que se lleva es el cambio melifluo, del «No» al «¿si?», ¿Verdad, Kepa? Lo que le preocupa a Aulestia -como a todos los políticos españolistas, por cierto- es que todo este asunto «acabe partiendo el País Vasco por la mitad tanto social como territorialmente». La solución: más transversalidad, sin duda.
Se adentra, además, en el mundo del sicoanálisis y estudia con severidad lo que pasa por la cabeza de Juan José Ibarretxe: «No parece verosímil que semejante transgresión (...) obedezca a la fuerza de las convicciones. Sería más lógico pensar que responde a la inercia de alguien que un día decidió adentrarse por un callejón y no sabe, no quiere, no puede salir de él marcha atrás. Sabe que el callejón no tiene otra salida, pero continúa hacia delante con la esperanza de echar abajo los obstáculos que se encuentre a su paso y con la fingida épica de mostrarse dispuesto a acabar con su carrera política en el intento». O sea, que estamos en manos de un irresponsable. ¡Kepa, vuelve!