La OMC se plantea cómo superar el fracaso de la Ronda de Doha
Los estados miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) han evidenciado su decepción por el fracaso de las negociaciones para concluir la denominada Ronda de Doha y ahora se plantean si pueden volver a intentarlo en el punto donde se atascaron en Ginebra o deberían empezar de cero. Mientras, organizaciones de agricultores ven la oportunidad de hacer frente a la política liberalizadora.
GARA |
El enésimo intento por liberalizar el comercio de productos agrícolas, bienes industriales y servicios fracasó de nuevo en Ginebra durante la cumbre de treinta países de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este revés para las potencias que quieren impulsar la liberalización de todos los ámbitos económicos se suma a los que vienen cosechando desde hace siete años en las continuas cumbres ministeriales y reuniones más reducidas.
En esta ocasión, creían tener el acuerdo al alcance de la mano. Incluso algunos temas, como la negociación del banano entre la UE y los países latinoamericanos estaban cerrados, pero finalmente tampoco lo consiguieron. Básicamente, la llamada cláusula de salvaguarda, cuando un país quiere proteger su agricultura de importaciones masivas, fue el obstáculo que lo impidió.
Por un lado, India y China defendieron la protección de sus cultivos, como algodón o arroz; por otro, Estados Unidos les pedía que cedieran pero, por su parte, rechazó recortar sus cuantiosas ayudas agrícolas. Igualmente, la UE afirmaba que ya había llegado al límite de sus concesiones.
Agricultura vulnerable
«La vulnerabilidad de nuestros agricultores no puede ponerse en el mismo nivel de los intereses comerciales», afirmó el ministro de Comercio de India, Kamal Nathse y criticó el supuesto compromiso de Washington para limitar sus subsidios agrícolas a 15.000 millones de dólares anuales, cuando al año entrega 7.000. Aunque, como en otras ocasiones, los miembros de la OMC calificaban a este intento como la última oportunidad de concluir la Ronda de Doha, tras el fracaso aún mantienen la intención de retomar las negociaciones en el punto donde fracasaron. El problema es cómo hacerlo.
El director general de la OMC, Pascal Lamy, dice haber recibido múltiples peticiones por parte de diferentes miembros de la organización para que se preserve el paquete de acuerdos negociado en Ginebra. Lamy señaló que «nadie está arrojando la toalla. Nadie quiere ver cómo se pierde todo eso»
Lamentos durante diez años
El comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, dijo estar dispuesto a retomar las conversaciones en otoño, pero se mostró más pesimista al afirmar que «los países ricos y en desarrollo van a lamentar, durante diez años, las pérdidas para los mercados mundiales».
Aseguró que los siete principales negociadores tenían entre «el 90% y el 95%» de los asuntos arreglados para un acuerdo y que no se consiguió por una cuestión «pequeña», en referencia a a las peticiones de los países pobres de garantías para proteger sus frágiles economías. Pero ese «amplio» acuerdo se reducía sólo a siete de los más de 150 actores de la OMC.
La representante comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, criticó abiertamente a China y la decisión de Pekín de protegerse de la importación de arroz, azúcar y algodón, tres productos a cuyos mercados EEUU quiere acceder.
Sugirió comenzar de nuevo la negociación con un método por el cual los temas en los que haya total consenso se aparten de la negociación y se den por concluidos. El actual sistema implica que «nada está acordado hasta que todo está acordado».
China se mostró «dispuesta a intensificar el comercio bilateral con todos los miembros de la OMC en base a la igualdad y la reciprocidad» y devolvió la acusación a EEUU afirmando que sus «subsidios extremadamente altos al algodón han causado graves daños a los algodoneros de países en desarrollo, incluyendo los de Africa y 150 millones de ellos China» ,
Venezuela se opone a la posibilidad de mantener lo ya acordado, argumentando que no se puede tomar en cuenta «por no haber contado con la participación y aprobación de todos los miembros, ni por reflejar integralmente los intereses de los países en desarrollo», según su ministro de Industria y Comercio, Willian Antonio Contreras.
El problema para retomar la negociación en setiembre son los obstáculos políticos. Estados Unidos tiene sus elecciones presidenciales en noviembre; los comicios europeos serán durante el primer semestre de 2009, con el posterior cambio del equipo de la Comisión Europea y en primavera posiblemente se celebrarán también las elecciones legislativas en India. El panorama no parece propicio para la propuesta del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien opina que «ahora sí se tienen que sentar los líderes mundiales para resolver un problema que dejó de ser técnico y es sólo político». En opinión de Lula, los países menos desarrollados «hicieron todas las concesiones que tenían que hacer», pero no sucedió lo mismo con los más ricos, y se refirió sobre todo a los subsidios de EEUU.
La «traición» de Brasil
El acercamiento de Brasil a los países ricos en el último tramo de la negociación ha creado tensiones con sus socios de Mercosur, sobre todo con Argentina, que han visto una traición en la postura brasileña, que ha dejado heridas en las relaciones entre países, evidenciando que Brasil y sus socios del Mercosur tienen intereses, modelos y tamaños muy diferentes en sus economías .
El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, espera que las negociaciones se reactiven antes de final de año y pidió «especiales esfuerzos para mejorar los incentivos a la producción en favor de los pequeños agricultores de los países en desarrollo».
Entre los más frustrados se encuentra la patronal europea, BusinessEurope, que ha pedido a Lamy que no se dé por vencido. «Una Ronda de Doha ambiciosa puede estimular el crecimiento futuro a través de nuevas posibilidades comerciales», afirmaron los empresarios europeos, que indicaron que necesitan «un acceso real a los mercados y reglas comerciales claras. Ahora no es el momento de abandonar Doha».
En la misma línea se situó la Cámara de Comercio estadounidense que pidió a los miembros de la OMC que «no permitan que este fracaso entierre la Ronda de Doha y los progresos alcanzados». A su juicio, lo adecuado es seguir negociando hasta llegar a un acuerdo.
En cambio, la coordinadora europea Vía Campesina consideró el colapso de las negociaciones «una victoria para los agricultores y agricultoras en el mundo entero que luchan contra la mercantilización de los productos esenciales como la comida, el agua y las semillas». Para Vía Campesina, las políticas de liberalización impulsadas por la OMC son las culpables de las crisis estructurales y de la volatilidad de los precios.
Considera que implican «disminución del número de agricultores, concentración de las explotaciones industriales, importaciones a precios demasiado bajos y refuerzan el modelo productivista y contaminador». «Los productos alimentarios y agrícolas son mucho más que una mercancía y requieren políticas solidarias locales y de gestión de oferta», concluyeron.
Oxfam acusó a los países ricos del último fracaso de la Ronda de comercio de Doha, que perjudicará «a los pueblos más pobres del planeta, cada vez más vulnerables. Los países ricos deberían haber exhibido el liderazgo político necesario para acometer las reformas capaces de reducir la pobreza, pero se limitaron en cambio a defender sus viejos intereses», denunció el director internacional de esa ONG, Jeremy Hobbs. «Es una nueva oportunidad perdida de reforma del comercio mundial muy necesitada por los países pobres, a los que además se les prometió. Los ricos han incumplido la palabra dada», agregó Hobbs. Por ello, considera «indignante» culpar a los países pobres de que no se haya llegado a un acuerdo. «Si la Unión Europea y Estados Unidos hubiesen hecho ofertas significativas en cumplimiento de sus promesas, habría habido progresos», criticó el director de Oxfam.
«Por el contrario, exigieron a los países en desarrollo importantes concesiones a cambio de reformas en buena parte ilusorias y promesas de flexibilidad limitada», señala Hobbs. Oxfam elogió «la determinación» mostrada por los países en desarrollo, que se negaron a aceptar el trágala de «un mal acuerdo y se mantuvieron unidos pese a estar sometidos a injustas presiones». GARA
Pascal Lamy no quiere dejar de lado los avances de la negociación de Ginebra. EEUU sugiere cambiar el modelo negociador y otros, como Venezuela, opinan que lo tratado hasta ahora no vale para nada, porque sólo negoció una minoría.
Estados Unidos tiene sus elecciones presidenciales en noviembre; los comicios europeos serán durante el primer semestre de 2009, con el posterior cambio del equipo de la Comisión Europea y en primavera posiblemente se celebren las legislativas en India, lo que dificulta una nueva negociación.
COAG, coordinadora en la que se integra EHNE, pidió a la sociedad mundial movilizarse contra los tratados de libre comercio bilaterales y regionales que van a menudo más lejos que los acuerdos de la OMC en cuanto a privatización de los recursos naturales y bienes públicos.