Raimundo Fitero
Tres diferencias
Cuesta encontrar las diferencias en esos programas multiplicadores del bostezo azaroso que casi todas las cadenas ofrecen a partir de ciertas horas de la noche. Sin lugar a dudas se trata de concursos fáciles que sirven para recaudar dinero a base de retener las llamadas de los incautos que piensan concursar y ganar unos pocos euros de manera inmediata. Uno de los primeros programas de la Mercedes Milá peleona, «El diario de...», nos habló, precisamente, de los trucos que hacían este tipo de programas, incluso nos mostró a una televisión local que había sido intervenida por orden judicial debido a los abusos que hacían con los que llamaban confiados y les daban largas para que corriera el marcador telefónico y repartirse con la operadora las ganancias.
Por si quedaban dudas sobre la magnitud, extensión y universalización del problema, se acaba de conocer que a la mitificada BBC le acaban de caer unas fuertes multas por manipular, mentir y dar ganadores en diversos concursos de participación telefónica a quienes les daba la gana. Es una muestra más que viene a dar alas a todos los desconfiados que en la tierra somos y que pensamos que nadie da duros a cuatro pesetas. Por cierto ¿estas frases hechas con qué las sustituimos? Ya nos entendemos.
Lo evidente es que en todas las señales de mi amplio mando a distancia encuentro estos programas, con el mismo estilo, con unos conductores que tratan a la clientela de una manera muy peculiar, manteniendo un ritmo muy específico y en todos los casos jugando con números, o letras, o cuerpos medio desnudos de mujeres. Sí, concretamente en el canal La Tienda en Casa donde además de vendernos las fregonas, los cortadores de hortalizas o las cremas más inverosímiles, tienen tiempo, y en horario de mucho personal viendo la televisión en proponer este juego de ganar dinero fácil llamando a un número de teléfono, pero aquí consiste en encontrar las tres diferencias de las dos fotos de alguna señorita en prendas menores colocada en la pantalla. Esta oferta está contaminada por incidir en el uso de los cuerpos de esas mujeres para atraer a la clientela, se supone que masculina.