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Santiago laespada, el misterio de un fotógrafo bilbaino desconocido

El Photomuseum exhibe desde mañana y hasta el 5 de setiembre una muestra seleccionada de la obra del fotógrafo bilbaino Santiago Laespada. Se trata de medio centenar de imágenes que recogen la evolución de este creador desconocido hasta ahora.

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Txema GARCíA

Su obra pasó completamente desapercibida para el gran público hasta que una fotografía suya le sacó del anonimato. Se trata de Santiago Laespada Amunarriz (1907-1992), fotógrafo bilbaino del que el Photomuseum de Zarautz exhibirá una muestra de sus trabajos hasta el 5 de setiembre.

«En el lazo» es el título de la fotografía que dio a conocer a este creador de imágenes. El interés de sus trabajos obtuvo el reconocimiento de Otto Steinert, considerado uno de los grandes de la fotografía del siglo XX, quien seleccionó esta obra para incluirla en la exposición «Sub-jektive Fotografie», que este fotógrafo y teórico alemán presentó en el año 1958.

La enigmática fotografía fue tomada por Santiago Laespada en el bilbaino puente de San Antón y en ella se ve a dos misteriosos caminantes paseando entre líneas que trazan círculos oscuros sobre las aceras de una calle y las gradas de una escalera. Esta fotografía forma parte, en la actualidad, de los fondos del Museo Folkwang de la ciudad alemana de Essen, centro al que Steinert legó en su día el archivo, todo dentro de una gran cajón desordenado. La imagen se hallaba, incluso, erróneamente catalogada: uniendo el título y el apellido del autor bilbaino, alguien la había rebautizado como «La espada en el lazo».

El conjunto de fotografías que ahora se exhiben en el Photomuseum muestra la evolución de Santiago Laespada desde los años cuarenta hasta la década de los ochenta. Empieza con instantáneas claramente influenciadas por la censura franquista de la época, en las que predominan los paisajes estáticos. De ahí, Laespada pasa a una serie fotográfica en la que predominan las repeticiones, fruto del formalismo de la década de los cincuenta, en la que continúan los contraluces. Durante esa década, Santiago Laespada se tralada a París, en donde cambia radicalmente de estilo y se pasa al docu- mentalismo. El fotógrafo bilbaino quedó prendado por la gran actividad callejera de la capital francesa. Después, tras la crisis del documentalismo durante los años setenta, Santiago Laespada vuelve a evolucionar influenciado por las corrientes artísticas predominantes en Europa, concretamente por el realismo holandés. Y es que, fótografo vocacional, Santiago Laespada «sorprende con una obra en la que se puede entrever al mismo tiempo una ligación con los movimientos estéticos de su tiempo y con las últimas corrientes del presente, todo ello tratado con un refinamiento y una sensibilidad extremas», tal y como puede leerse en el folleto editado ahora con motivo de la exposición retrospectiva que le dedica el Photomuseum de Zarautz.

Leopoldo Zugaza, presidente de la Fundación del Photomuseum, desvela algunos aspectos de la vida de Santiago Laespada. «Casualmente lo conocí en los años cincuenta, en el seno del Cine Club Fas de Bilbo, del que ambos fuimos miembros fundadores. Era un hombre que mostraba una gran pasión por el arte cinematográfico y siempre acudía a las sesiones acompañado por su mujer. En aquel tiempo, el cine era nuestro tema de conversación común, pero jamás pensé que tenía otra pasión oculta: la fotografía. Después perdí totalmente su pista».

Tuvo que pasar más de medio siglo para que el trabajo de Santiago Laespada fuese reconocido. «Su pista se descubrió recientemente a través del profesor de fotografía de la Universidad del País Vasco Ramón Esparza. Él fue quien encontró «El lazo» dentro de la recopilación realizada por el fotógrafo alemán Otto Steinert y quien, a la postre, investigó para dar con los herederos de Santiago Laespada. Eso le llevó a dar c0n una obra de una calidad fuera de lo común», destaca Leopoldo Zugaza.

De su biografía quedan, por tanto, muy pocos datos. Sí se sabe que sus estudios de intendente mercantil le condujeron a ostentar el cargo de Depositario de Fondos de la Diputación de Bizkaia. También se conoce que su inquietud por las artes plásticas estuvo estrechamente vinculada a la tradición familiar, especialmente a su padre, Aquilino Laespada Echave, destacado litógrafo que desarrolló su actividad en la capital bilbaina a principios del siglo pasado.

Para Zugaza, «la todavía reciente preocupación por los estudios de historia de nuestra fotografía nos permite hacer hallazgos imprevistos. El avance de estos estudios está haciendo aflorar la obra desconocida de autores de una gran calidad. Y uno de ellos es, por derecho propio, Santiago Laespada».

Las máquinas digitales han venido a revolucionar el mundo de la fotografía en los últimos años. «Ahora, con ellas, es muy normal que hagamos miles de fotografías, la mayoría inconscientemente, simplemente impulsados por el deseo de disparar. Sin embargo, en la obra de Santiago Laespada se percibe que medita la fotografía, que la analiza, que la estudia previamente. No es una singularidad exclusiva de él, ni mucho menos, pero él está en ese orden de cosas. Es una característica muy común en los fotógrafos de calidad de aquella época porque, además, el material era caro y no se hacían tantas fotos como ahora», reconoce el presidente de la Fundación del Photomuseum.

Otro elemento que caracteriza la fotografía de Santiago Laespada es, según subraya Leopoldo Zugaza, «el hecho de que su temática es muy variada. En aquella época, no estaba en boga realizar fotos de forma tan compartimentada temáticamente como ocurre hoy en día. No había eso de hacer fotos de insectos, de China o de puestas de sol, realizadas de forma específica. El fotógrafo hacía fotos para su propia satisfacción, sin más objetivos añadidos. Es decir, rememorando a Pablo Picasso y su conocida frase de `Yo no busco, encuentro', fotógrafos como Santiago Laespada trabajaban de forma intuitiva atendiendo a todo tipo de hechos y acontecimientos vinculados a su acontecer diario, algo que se ve claramente en sus fotografías», señala Zugaza.

Más allá de todas estas consideraciones, el presidente de la Fundación del Photomuseum afirma que el fotógrafo bilbaino ahora recuperado «es un hombre que conoce muy bien la historia de la disciplina, algo que no era muy normal en aquella época, en la que apenas existían obras de divulgación que pudieran servir de formación a los interesados en este ámbitos de creación artística». En ese sentido, Leopoldo Zugaza aventura incluso que algunas de las peculiaridades de las fotografías de Santiago Laespada pueden tener cierto parentesco o afinidad, «que no imitación», con el estilo desarrollado por fotógrafos de la talla del húngaro Lázsló Moholy-Nagy. «Hay algunos picados suyos que recuerdan los trabajos de este famoso fotógrafo de la década de los años veinte. Yo creo que Laespada, a pesar de las dificultades propias de la época en la que ejerció la fotografía, estaba informado y muy al tanto de las corrientes creativas más importantes. Seguramente se había preocupado de ver algo, de estar en contacto, de participar en salones y certámenes de la época, y de ahí que una fotografía suya, `El lazo', fuese objeto de atención y, posteriormente, fuese seleccionada por Otto Steinert para la exposición `Sub-jekive Fotografie'».

FUTURO DE UNA OBRA OLVIDADA

Diccionario de la fotografía

A raíz de esta exposición, el Photomuseum está evaluando la posibilidad de adquirir obra de Santiago Laespada. «Nos hemos puesto en contacto con un familiar suyo, concretamente un nieto, que nos está dando toda clase de facilidades. Nuestra intención es, además, incluir lógicamente a Laespada dentro del Dicccionario de la Fotografía del País Vasco que estamos preparando, entendiendo que es un autor con una calidad más que suficiente como para poder formar parte de él», señala Leopoldo Zugaza.

Exposición itinerante

Otra de las actividades previstas en relación con la recuperación de la obra de Santiago Laespada pasa por la organización de una serie de exposiciones itinerantes. Se trata de un proyecto firmado por la BBK realizado en base a una colección de reproducciones del fotógrafo bilbaino, que verá la luz próximamente.

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