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CRíTICA | Rock

Kaotiko y Muted, entre la pasión y el reconocimiento pendiente

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Pablo CABEZA

Tras pasar el fin de semana en la comarca de Enkarterri, entre Gueñes y San Pedro Zarikete, tres cosas nos quedaron claras: que Kaotiko poseen un repertorio avasallador, que Muted se merecen más de lo que el verano les da y que en San Pedro Zarikete, barrio de Zalla, saben montar unas excelentes fiestas, además de contar con un entorno de naturaleza envidiable.

El periplo arranca el viernes en el parque que rodea a la ermita de San Pedro Zarikete, situada al lado del camino real en la ribera del río Kadagua. Es la noche dedicada a dos grupos locales, Mala Correa y No Komply. Los primeros recorren la senda marcada por bandas como Marea, Platero y Tú, La Fuga, Extremoduro... Sonido muy machacado por todas esas formaciones de éxito y tantos y tantos años de rock urbano. No obstante, parece que el estilo no tiene límite y que aún se le puede dar una vuelta más. Y en ello están Mala Correa, sonando mejor que una banda primeriza, con algunos buenos detalles ya asentados, pero con un denso trabajo por delante para personalizar el sonido, las canciones y la dinámica de escena. Tras ellos, No Komply, orientados hacia el jarkore melódico, aunque abiertos a otros motivos. Aún se cruzan algunos desafines y motivos de banda novel; pero nada, en cualquier caso, que no permita ver las ganas y la pasión que el grupo despliega en escena. Tensión y energía que puede valer más que un puñado de técnica sin mordiente.

Tras No Komply, viaje hasta Gueñes, a unos diez kilómetros. En escena están Kaotiko, de Agurain. Con talento, años y una excelente cultura punk-rock, ni el repertorio ni las tablas se les resisten, por lo que cientos de seguidores se apilan a sus pies en busca de marcha, calor, riffs y buenos estribillos. Impecables, profesionales, expresivos... Concluido su tiempo, comienza la sesión madrugadora con Lisker, más de 25 años haciendo verbena. Hasta punks animadores del concierto de Kaotiko se arremolinan en las primeras filas. Les piden Extremoduro, La Polla, Barricada, Doctor Deseo... Jabi, voz y bajo, miembro original de Lisker, les dice que todo lo que le están pidiendo llegará, que tienen tiempo hasta las 5 de la madrugada. No hay descanso, caen éxitos, bailes, participación... La fiesta brilla con ellos.

Al día siguiente, en San Pedro Zarikete, a las 21.30, le damos un repaso a una buena ración de sardinas cortesía de la Comisión de Fiestas, a quienes felicitamos por apostar por el rock, por lo no evidente, y por el trabajo realizado. En escena, Noizean Behin, de Gatika, cuarteto de metal contundente con la seriedad y planta de un grupo de primera división, llevan ya dos álbumes muy corpulentos, sin fisuras. Pasada la media noche, en escena el septeto Muted, de Abadiño, todos de negro, como es habitual en ellos y también con dos discos en la calle. Empeñaron el alma por conseguir animar a la peña, sin tregua ni descanso. Aportaron nivel técnico, poder, recursos estilísticos, énfasis, versión de Madona y una elegante mezcla de metal melódico, casi lírico, y voz en clave jarkore. Para ello cuentan con dos vocales, programador ambiental, base rítmica fibrosa y guitarras aceradas. Muted se merecen más verano del conseguido.

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