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CRÓNICA | SALUD LABORAL

Los cánceres profesionales, a examen en Estados Unidos

En Estados Unidos se está realizando un trabajo de investigación sobre el cáncer laboral entre los trabajadores de una empresa de motores de aviación. La aparición de cánceres cerebrales llevó al inicio de ese trabajo, que en breve verá la luz. La falta de prevención ante componentes químicos está en el origen de las numerosas enfermedades profesionales.

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Juanjo BASTERRA

En Estados Unidos se está haciendo un trabajo de investigación, dirigido por Gary Marsh de la Universidad de Pittsburgh, sobre diferentes casos de cáncer aparecidos en la empresa de motores de aviación Pratt & Whitney Aircraft, de Connecticut. Se han investigado sobre 320.000 trabajadores del grupo. Los resultados se esperan para dentro de unos meses.

El origen del mismo se encuentra en que durante años, los trabajadores desengrasaban en el suelo de la planta, en fosos llenos de disolventes, las piezas de los motores, como ocurre en tantas plantas de Euskal Herria en estos momentos.

En Tubacex, hace años, al final del proceso de fabricación del tubo, se metían en «piscinas» con diferentes productos químicos, que dejaban al tubo limpio y reluciente, pero en ese proceso salían vapores poco recomendables para la salud, incluso el Medio Ambiente. En la planta estadounidense varios trabajadores murieron por un cáncer en el cerebro, un tipo de patología poco frecuente, aunque décadas anteriores también se conocieron otros casos, una vez que se desempolvaron los archivos médicos.

Patologías ocultas

A partir de ahí, se inició una laboriosa actividad de más de siete años y un presupuesto de 12 millones de dólares, según narra Carole Bass, en un reportaje titulado «Dificultades de la epidemiología laboral», que ha sido publicado en la revista «Investigación y Ciencia». La realidad está demostrando que la falta de seguridad en las empresas está generando miles de trabajadores muertos, unas veces por accidente laboral y otras, por enfermedades profesionales. Muchas de éstas no aparecen al momento y, desde luego el ejemplo de ese seguimiento minucioso en la empresa de motores no se produce en nuestro entorno. El Instituto para la Seguridad y la Salud Ocupacional de Estados Unidos reconoce en sus estudios que en ese país fallecen al año prematuramente 49.000 personas por enfermedades laborales, «ocho veces más que por accidentes de trabajo», indica Carole Bass.

En la Unión Europea, por ejemplo, se producen al año 167.000 muertes derivadas del trabajo. Cerca de 8.000 fallecidos son consecuencia de los accidentes de trabajo y de los siniestros en el trayecto, el resto son producto de enfermedades de origen laboral. Es decir, son veinte veces más que los accidentes, por encima de los cálculos de Estados Unidos. Los datos europeos son de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo. De éstos, 74.000 muertes fueron producto de sustancias peligrosas, mientras que otros 67.000 murieron de cáncer contraído por la actividad laboral de los trabajadores. Un 25% de los trabajadores ocupados trabaja en contacto con sustancias cance- rígenas en la UE

Del amplio estudio que se está produciendo en Estados Unidos se extrae una primera conclusión de que es muy difícil lograr una información exacta de lo que ha provocado la muerte, o el cáncer previo, porque faltan historiales laborales que determinen la ruta exacta del trabajador en su vida laboral dentro de la empresa.

Límites obsoletos

Es una dificultad que los investigadores reconocen y, a la vez, critican la falta de interés de los empresarios para mover estos temas. Lo que sí se está apreciando con claridad es que la mayoría de los límites de exposición segura a los diferentes compuestos químicos están implantados en los años sesenta, por lo que sería necesario reordenar esa legislación específica, a juicio de la autora del informe «Dificultades de la epidemiología laboral».

Carole Bass cita expresamente que «las nuevas directrices de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, rebajan hasta en 45.000 veces el nivel admisible de un producto químico en el aire exterior de una fábrica con respecto a los niveles seguros que para el aire interior ha regulado la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA). En este trabajo, por otro lado, queda reconocido que los actuales estándares de OSHA, que se basan los datos toxicológicos, han quedado «en la mayoría de los casos obsoletos». Los sistemas que están copiando ese modelo no están actuando en los niveles de seguridad».

 

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