No es frecuente encontrar valoraciones científicas sobre la idiotez. Debe ser una de sus características, la invisibilidad. Nadie vende idiotez de manera directa, pero la mayoría la compramos de manera indirecta. A veces lo hacemos a sabiendas y en otras, impregnados ya de nuestra dosis genética de idiotez, ni nos enteramos. El calor es un coadyuvante para que aparezca la idiotez en sus formas más desinhibidas. La idiotez es como la alopecia, va ganando terreno noche a noche y un día apareces con un claro en la cocorota que ya no disimula ni el fijapelo. Así sucede con la idiotez, te va comiendo por dentro y un día vas por la calle, te colocan una cámara frente a tu gorrita de propaganda y demuestras ser el más idiota de esa zona playera.

La idiotez también se trabaja. No se nace idiota total, sino que el idiota se hace. Y para contribuir a ese ejercicio de formación en la idiotez total más contundente, basta mirar el canal MTV que se dedica, en términos generales a la música, donde ponen un programa que podría colocarse entre los diez más idiotas de la televisión universal. Todo es cuestión de dosis y aquí me parece que está en términos puramente biológicos, la esencia de la idiotez en su estado más puro en cuanto a su impregnación social, paternal y maternal.

El episodio que presencié trataba de un hombre y una mujer de clase media americana, que había sido matrimonio, habían tenido una hija actualmente adolescente superior, es sobre los veinte años, y que deciden por su cuenta que el novio de su hija querida, no es lo suficientemente adecuado para sus intereses (los de ellos). Entonces hacen una selección de jóvenes, les hacen unas entrevistas y cada uno de ellos elige a un candidato. Se los presentan a su hija, pasan unas horas juntos, cada uno vende su moto y sus aficiones deportivas. Al final se queda con el novio de siempre, pero entre medias vemos la idiotez vestida de bombero. Es imposible describir esta idiotez. Intentarlo me vuelve más idiota. Es increíble todo, pero lo más espeluznante es que este tipo de programa nos puede llegar. En cuanto lo vean Patricia o Emma, lo adaptan. O lo adoptan. La idiotez.