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La juerga se desparrama como el humo de los puros y los ríos de champán

Parece que fue ayer, pero ha pasado (casi) un año desde que Celedón volvió volando a la Iglesia de San Miguel. Una vez más, gasteiztarras y visitantes se sumergirán en unas fiestas bañadas en buen humor y mejor ambiente.

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Iker BIZKARGUENAGA

«Los vitorinos tienen ganas de fiesta». Estas palabras de una simpática gasteiztarra de adopción evocaban la recordada intervención de una (muy) veterana artista española que hace unos años, invitada a fiestas por el gobierno municipal de José Angel Cuerda, saludó a los presentes con un «¡Buenas noches vitorinos!», recibiendo por respuesta un coro de silbidos y, según cuentan, algún katxi-volador todavía medio lleno -por entonces no había crisis-.

Vino este comentario a cuenta de que el domingo por la noche ya se palpaba que la gente andaba nerviosa por las calles de Gasteiz, mucho más animadas y bulliciosas que, por ejemplo, el domingo anterior, en el que sólo había ambiente en las campas de Olarizu.

Hay ganas de fiesta, efectivamente, después de una primavera pasada por agua y tras comprobar el 25 de julio, Día del Blusa y la Neska, que seguimos siendo lo que fuimos y que por mucho que suba el Euribor a parranderos pocos y pocas nos hacen sombra.

Por eso, para mediodía numerosas personas desfilaban ya desde los barrios al centro de la ciudad con botellas de champán y la ropa más vieja que habían encontrado en sus armarios, conscientes de que entrar en la tarde del 4 de agosto a la plaza de la Virgen Blanca y salir con la camisa impoluta es tarea imposible. Después de la bajada de Celedón, la mayoría volvería a sus casas o donde tuviera su campamento base -algunos acostumbran a utilizar su centro de trabajo- para cambiarse de ropa y volver a la fiesta.

Para las 17.00 ya quedaban pocos huecos y a las 18.00 no cabía un alfiler en la Virgen Blanca y en sus alrededores. Con el txupinazo, miles de corchos saltaron al aire, kilolitros de champán corrieron por doquier y los puros encontraron acomodo en las bocas de sus respectivos dueños. Ya no había posibilidad de marcha atrás.

Mientras las unidades de televisión, que habían hecho malabarismos por no sacar las pancartas que plagaban la plaza en demanda de libertad para Euskal Herria, de amnistía y contra el estado de excepción -también había un gran bietan jarrai-, devolvían la conexión a sus estudios, jóvenes, mayores, más mayores y niños se dejaban las gargantas pidiendo agua a los balcones. La demanda fue satisfecha con creces.

«Herriak du hitza eta erabakia»

Pasadas las 19.30, la comitiva municipal, con el alcalde al frente, partió del Consistorio acompañada de gigantes, cabezudos, la banda municipal... y seguida por decenas de personas que portaban carteles con el texto «Euskal Herrian demokrazia zero!» y coreaban lemas como «Herriak du hitza eta erabakia» y «Demokrazia Euskal Herriarentzat. En la balconada, los representantes de la izquierda abertzale habían sufrido minutos antes las consecuencias de esa falta de democracia.

El siguiente punto de encuentro para muchos gasteiztarras fue en la plaza de los Fueros, desde donde inició su recorrido una kalejira hasta llegar a las txosnas, que constituyen uno de los centros neurálgicos de estas fiestas, situado como los últimos años en la zona de las universidades. Allí se procedió a la apertura del recinto, en un acto en el que además se hizo entrega de «txosnisaria», premio que concede la comisión de txosnas y que en esta edición pretende homenajear a las mujeres de Euskal Herria «por el papel fundamental que han cumplido en la pervivencia de nuestro pueblo». Como lógicamente a los organismos populares de Gasteiz les resultaba imposible dar el premio a todas las mujeres, han elegido a cuatro gasteiztarras que se han caracterizado por su trabajo por Euskal Herria, en favor de las fiestas populares, la cultura y el deporte.

La fotografía de Gotzone López de Luzuriaga fue la primera en subir al estrado, en medio de una ovación. Esta prisionera política vasca, encarcelada a 700 kilómetros de su pueblo, sigue presa a pesar de haber cumplido las 3/4 de la condena y estar gravemente enferma.

Luego subió Arantza Oiarbide, reconocida por el trabajo de toda una vida en el movimiento popular, por los derechos de los presos y presas, en las txosnas... Oihane Perea, bertsolari y trabajadora incansable por el euskara y la cultura vasca fue la tercera en acceder al escenario, antes de dar paso a Irati Anda, una de las mejores escaladoras del planeta, como demostró en el último campeonato del mundo.

Ahora quedan seis días con sus noches; todo un mundo en una ciudad con sabor a fiesta.

 

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