La semana laboral media deja atrás las 35 horas en el Estado francés
Medidas como la incentivación de las horas extra sin coste fiscal alguno para las empresas e iniciativas para flexibilizar la legislación impulsadas por Nicolas Sarkozy han logrado uno de los objetivos fijados en el programa electoral con el que ganó las elecciones: acabar con las 35 horas semanales. En la actualidad, la semana laboral oscila entre las 38 y las 50 horas, lejos del máximo fijado por la legislación estrella del último gobierno de izquierda entre 1997 y 2002
GARA |
La ley que fijaba el límite del trabajo semanal en 35 horas en el Estado francés se encuentra en la actualidad en vías de derogación formal y sin efecto en la práctica, ya que la semana laboral a tiempo completo dura entre 38 y 50 horas, según constata un informe publicado ayer por el Instituto Nacional francés de Estadística y Estudios Económicos.
El informe, titulado «Una fotografía del mercado de trabajo en 2007», es el resultado de una investigación realizada a través de entrevistas a una muestra de 72.000 personas de 15 años o más. En el estudio se da cuenta de que la «duración media de la semana de trabajo es de 37,9 horas», es decir, casi tres horas más de las 35 que fijadas por el Gobierno liderado por Lionel Jospin en 2000.
Sólo la media de lo trabajado a la semana por los trabajadores a tiempo parcial respetaría todavía esa medida, puesto que trabajaban 23 horas a la semana, según se recoge en el informe.
Sin embargo, los trabajadores a tiempo completo en la agricultura o los que ocupan un puesto de cuadro se encuentran muy por encima del techo que fijaba la ley de las 35 horas. La semana de trabajo de esos dos colectivos totaliza 59 y 41 horas, respectivamente.
Los datos presentados ayer describen una realidad que acompaña la política económica del actual Ejecutivo galo, que busca acabar con las 35 horas de trabajo semanales.
Tanto es así que la divisa socioeconómica del presidente francés ha sido «trabajar más para ganar más» y «para tener más poder adquisitivo hay que rehabilitar el trabajo».
Horas y domingos
Bajo esas premisas se explica que, en el año que Sarkozy lleva al frente del Elíseo, se hayan aprobado leyes que sirven para el desmantelamiento de las 35 horas, según los términos de quienes defienden la duración de la semana laboral definida en 2000. Entre esas medidas destaca la norma que incentiva las horas extras sin coste fiscal alguno para las empresas y que entró en vigor el 1 de octubre del pasado año.
A esa medida se sumó la propuesta para abrir la puerta al trabajo dominical. El presidente francés presentó su planteamiento bajo las premisas de que sea «voluntario» y se pague «el doble» de lo que se hace los días semana.
Sarkozy pidió autorización al Ministerio de Economía para que los asalariados que quisieran pudieran trabajar los domingos. En la actualidad, los comerciantes necesitan un permi- so expendido por la delegación del Gobierno para poder abrir sus establecimiento los domingos y hacer trabajar a sus empleados, quienes, en teoría, pueden negarse a hacerlo.
La nueva ley impulsada por la derecha da a las empresas la posibilidad de negociar directamente con los asalariados su horario laboral y las compensaciones.
La semana laboral a tiempo completo dura entre 38 y 50 horas en el Estado francés, según constata el informe «Una fotografía del mercado de trabajo en 2007» dado a conocer por el Instituto de Estadística francés
En su última sesión antes de las vacaciones de verano, el Parlamento francés adoptó, el 23 de julio, un proyecto de ley sobre la renovación de la «democracia social» y la reforma del tiempo de trabajo, que pone fin en la práctica a la semana de 35 horas adoptada hace diez años por el gobierno de Lionel Jospin.
La abolición de la semana de 35 horas fue una de las prioridades del programa con el que ganó las elecciones presidenciales Nicolas Sarkozy. La izquierda calificó la medida de «retroceso social» y ha recurrido la decisión ante el Consejo Constitucional.