Ahora que los elementos más reaccionarios del panorama político y periodístico español han puesto sobre el tapete un nuevo debate sobre la cadena perpetua (y no falta quien cita también la pena de muerte o el más expeditivo crimen de Estado) va Miren Azkarate y pide algo tan sencillo de entender como que no deben construirse pruebas falsas para satisfacer la sed de venganza de los elementos más exaltados. Lo hizo, además, parafraseando al ex ministro López Aguilar. ¿Recuerdan?

Pues bien, a los de «El Mundo» las palabras de Azkarate les han parecido algo parecido al enaltecimiento de vaya usted a saber qué o quién, y ayer le dedicaban un editorial de antología. Lean, lean: «Las declaraciones de la portavoz del Gobierno vasco sugiriendo de forma gratuita que el Estado de Derecho podría estar haciendo trampas para devolver a la cárcel a De Juana Chaos no sólo son impropias de alguien que ocupa un cargo de esa responsabilidad, sino que carecen de fundamento». ¿A quién quiere engañar éste?

Lo que le enerva al editorialista es que la portavoz de Ibarretxe haya pedido que «se aplique la ley escrupulosamente para `no volver a caer en eso de construir imputaciones'. Si la dirigente del PNV tiene pruebas de que algún magistrado ha prevaricado, lo que debería hacer inmediatamente es denunciarlo ante la Justicia. Lo otro demuestra una frivolidad muy inoportuna en asuntos que requieren de la máxima seriedad». Bastaría recordarle que la frase corresponde al anterior ministro... de Justicia.

Y para rematar la paliza a Miren Azkarate, el escriba de Pedro J. habla del recibimiento a De Juana (que no se celebró porque De Juana no ha estado en Donostia) y proclama con tono de solemnidad que «precisamente si el Ejecutivo a la que ella pertenece hubiera hecho su trabajo, la Justicia podría tener ahora muchos más elementos de juicio para valorar lo ocurrido. Pero ni evitó que los proetarras se adueñaran de la calle convirtiendo la vía pública en un coto cerrado ni que amenazaran impunemente a los periodistas que pretendían informar de los hechos». ¡Aquí no se libra ni Miren Azkarate!