Golpe de Estado en Mauritania
Golpe de Estado en Mauritania a cargo de la cúpula militar
La crisis política que vive Mauritania, avivada por la decisión del presidente, Sidi Ould Cheikh Abdallahi, de destituir a la cúpula militar de la Guardia Presidencial, desembocó ayer en un nuevo golpe de Estado. Se trata del tercero que vive este país africano desde que se independizó del Estado francés en 1960. El presidente Abdellahi y el primer ministro fueron detenidos por los militares, que también tomaron el control de las comunicaciones.
GARA | NUAKCHOT
Sidi Ould Cheikh Abdallahi, primer presidente de Mauritania elegido mediante votación en las urnas, fue detenido ayer en Nuakchot, la capital del país, tras un golpe de Estado incruento que llevó a cabo el jefe de la Guardia Presidencial, a quien acababa de destituir.
Este golpe militar se produce cuando ha pasado poco más de un año desde las elecciones presidenciales de comienzos de 2007 en Mauritania, considerado como «un modelo democrático» por los países africanos y árabes, y sólo tres años después de otro golpe de Estado militar, que se registró en agosto de 2005 y que depuso al entonces presidente, Maaouiya Ould Taya.
«El general Ould Abdel Aziz, jefe del Estado Mayor particular del presidente y comandante en jefe de la guardia presidencial, apartado de sus funciones desde primera hora, es el impulsor del golpe de Estado, como reacción a su expulsión», declaró a France Presse el portavoz de la Presidencia, Abdoulaye Mahmadou Ba.
El presidente, Sidi Ould Cheikh Abdallahi, y su primer ministro, Yahya Ould Ahmed Waghf, fueron detenidos poco después de las 9.00 (11.00, en Euskal Herria) en Nuackhot. Asimismo, varios ministros más, entre ellos el del Interior, Mohamed Ould R'Zeizi, fueron también detenidos, al igual que Moussa Fall, director de la Agencia Nacional para la Inserción de Refugiados de Senegal y Mali; y el vicepresidente del partido en el poder, Ahmed Ould Sidi Baba.
«Miembros de la Guardia Presidencial han detenido al presidente en su residencia y al primer ministro en su oficina, han cortado los teléfonos de la Presidencia y han confiscado todos los teléfonos de la primera dama», precisó el portavoz de la Presidencia. «Todo se ha producido sin violencia y los golpistas han asegurado que no dañarán al presidente», añadió.
«El presidente de la República, Sidi Ould Cheikh Abdallahi, aprobó ayer por la mañana un decreto para nombrar a algunos nuevos oficiales en la Guardia Presidencial, en el Estado Mayor nacional y en la Guardia Nacional», recordó el portavoz.
«Estos oficiales, tres generales, se han negado a obedecer la orden presidencial y se han rebelado contra el orden constitucional», añadió.
Los golpistas, que se han organizado como «Consejo de Estado», dirigido por el general Mohamed Olud Abdel Aziz, anularon ayer al mediodía estos nombramientos, según un comunicado que fue leído por el ministro de Comunicación, Abdellahi Salem Ould el-Moualla en la televisión pública. Los medios mauritanos, controlados por los golpistas, no dieron más precisiones sobre la composición de este «Consejo de Estado».
Según los observadores, el general Ould Abdel Aziz estaría detrás de las discrepancias surgidas en el seno del partido en el poder, lo que ha acentuado la crisis política que vive Mauritania. Un grupo de 25 diputados y 23 senadores anunciaron el lunes su dimisión del Partido Nacional para la Democracia y el Desarrollo (PNDD), la formación presidencial.
Sidi Mohamed Ould Maham, portavoz de estas diputados críticos, afirmó ayer a France Presse que el presidente Abdallahi «era víctima de sus decisiones erróneas».
«Por su decisión de expulsar a los generales, se ha encontrado frente al Ejército, que ha actuado para volverlos a poner en su puesto», estimó el diputado de Atar, al norte del país.
Maham hizo un llamamiento a las autoridades militares a «preservar las instituciones vigentes y el espíritu democrático en vigor».
«El presidente últimamente no ha hecho nada más que bloquear el normal funcionamiento de las instituciones, especialmente del Parlamento, donde impidió la celebración de una sesión extraordinaria que debía tratar cuestiones importantes para el futuro del país», añadió Maham.
Elecciones en dos meses
Fuentes próximas a los golpistas señalaron que «probablemente» celebrarán nuevas elecciones presidenciales en un plazo de dos meses y en las próximas horas la Junta Militar anunciará que mantiene vigentes todas las instituciones oficiales del país.
La radio y la televisión públicas dejaron de emitir ayer durante varias horas después de que los militares expulsasen de sus instalaciones a los trabajadores y sus directores fueran destituidos.
Los militares que participaron en el golpe de Estado de ayer ya llevaron a cabo una acción similar en 2005. En esa época, el presidente Abdallahi estuvo considerado como un títere de la Junta Militar hasta que en 2007 venció en las elecciones presidenciales.
El líder de los golpistas estaba considerado como cercano al presidente Abdellahi. Dirige la Guardia Presidencial, que llevó a cabo el golpe de 2005, y encabezó la Junta Militar hasta que cedió el poder a Abdellahi, aunque mantuvo su influencia política.
Pese a ser el primer presidente elegido en las urnas, Abdallahi ha sido criticado por su «debilidad» y su carácter moderado en un país que padece fuertes tensiones étnicas entre los árabes (80% de la población) y negros (18%).
Entre quienes primero condenaron el golpe de Estado de ayer en Mauritania, se encuentran la UE y los estados español y francés. No en vano, Mauritania es un país considerado estratégico por París y, especialmente Madrid, para frenar el flujo migratorio de africanos hacia Europa.
Desde el norteño puerto de Nuadhibu, en la frontera con Sahara Occidental, hasta la isla canaria de Fuerteventura «únicamente» hay 300 kilómetros de travesía. Es un viaje peligroso, que se realiza en cayucos en pleno Atlántico, pero es una de las rutas que se emplea para tratar de alcanzar el falso paraíso de la UE.
A pesar de la pobreza estructural en la vive la mayoría de la población mauritana, quienes utilizan el puerto de Nuadhibu para llegar a Canarias son en su mayoría ciudadanos de otros países africanos que tratan de huir de la miseria y de la guerra.
Un dato que demuestra la importancia que Madrid otorga a Mauritania es que las «ayudas al desarrollo» han pasado de cuatro millones de euros en 2003 a once millones en 2008, aunque la mayor parte de esa cantidad se destina a convertir este país en un gendarme para controlar a los emigrantes.
El presidente, Sidi Ould Cheikh Abdallahi, realizó una visita oficial al Estado español que concluyó la pasada semana. Durante la misma firmó con el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, un Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación, que establece lazos en campos como la cultura, la justicia, la cooperación económica y, evidentemente, «el control migratorio y la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado».
Poco antes de la visita de Abdallahi, Madrid condonó la deuda que tenían Senegal (60 millones de euros) y Mauritania (20 millones de euros) a cambio de nuevos programas de «desarrollo» que realizarían empresas españolas. El Estado español tiene destinados en Nuadhibu a 25 agentes de la Guardia Civil que realizan tareas de vigilancia de las costas mauritanas para evitar la salida de cayucos hacia Canarias.
El Gobierno mauritano firmó en 2003 con el español un acuerdo por el que Nuakchot se comprometía a recibir en su territorio a todos los inmigrantes que fueran interceptados en ruta hacia Canarias, al margen de cual fuera su país de origen.
Asimismo, la UE y, de manera especial, el Estado español tienen intereses en la incipiente industria pesquera mauritana y han firmado acuerdos para permitir que barcos andaluces y gallegos faenen en sus costas.
Tanto organizaciones internacionales como la ONU, la UA o la UE y aliados de Mauritania como los estados francés y español y EEUU condenaron el golpe de Estado de ayer e hicieron llamamientos al «retorno a la democracia».
