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La crisis nuclear iraní

Nueva visita de la AIEA a Irán entre amenazas de más sanciones

Un día después del anuncio hecho por Gran Bretaña sobre un acuerdo del «grupo de los 5+1» para imponer nuevas sanciones a Irán han surgido ya las primeras discrepancias. Rusia aseguró que no hay tal consenso y abogó una vez más por tender puentes con Teherán. Para la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, «deberían haberse dado cuenta que se les acaba el tiempo». En este contexto llegó ayer al país asiático el director adjunto de la AIEA.

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GARA | TEHERÁN

El director adjunto de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Olli Heinonen, llegó ayer a Teherán. La visita, de dos días, se produce en un momento de gran tensión después de que los cinco miembros del Consejo Permanente de Seguridad de la ONU y Alemania plantearan el miércoles la posibilidad de adoptar un cuarto paquete de sanciones. Esta cuestión está siendo motivo de discrepancias dentro del llamado «grupo de los 5+1», ya que mientras el portavoz del Ministerio de Exteriores británico aseguró que las seis potencias habían decidido aprobar nuevas medidas contra Irán, Rusia afirmó que no habían alcanzado un acuerdo definitivo. Según avanzó, en setiembre se reunirán los ministros de Asuntos Exteriores para debatir esta cuestión.

En paralelo, el embajador de Rusia en la ONU, Vitali Churkin, incidió en que «no ha habido acuerdos o entendimientos firmes ni ningún tipo de trabajo al respecto». Por su parte, el portavoz de Exteriores, Andréi Nesterenko, reiteró que mantendrán «abiertas todas las vías para la continuación de los contactos con Irán con el fin de aclarar su postura». «El 5 de agosto se recibió el documento preparado por la parte iraní. Lamentablemente, no incluye una respuesta a la propuesta de negociaciones presentada por el Grupo 5+1», manifestó. No obstante, insistió en que Moscú aboga por una «solución dialogada».

El viaje de Heinonen «se inscribe en el marco de cooperación entre Irán y la AIEA», señaló el jefe de la AIEA, Gholam Reza Aghazadeh. Su última visita al país asiático se produjo a finales de abril para interrogar a Teherán sobre un supuesto «estudio» para llevar a cabo un programa nuclear con objetivos militares. Irán se negó a darle explicaciones por tratarse de una acusación «sin fundamento». El 24 de julio, Aghazadeh subrayó en la reunión mantenida en Viena que dicha cuestión «no está incluida en las actividades de la AIEA».

Julio, un mes intenso

Julio fue un mes de muchos titulares en medios occidentales en cuanto a esta crisis nuclear. El día 8 de ese mes, el Gobierno iraní amenazó con atacar Tel Aviv y la flota militar estadounidense desplegada en el Golfo en caso de que atacaran sus instalaciones nucleares. Previamente, Washington había dicho que la opción militar seguía sobre la mesa. Tan sólo un día después, los Guardianes de la Revolución efectuaron pruebas de lanzamiento de misiles de largo y medio alcance, incluido un misil capaz de llegar a Israel.

No obstante, en días posteriores se rebajó en cierta manera la tensión y el cruce de amenazas con EEUU. El titular de Exteriores iraní, Manouchehr Mottaki, dejó entrever la posible apertura de una oficina de intereses estadounidense en Teherán, que en 1980 rompió sus relaciones diplomáticas con Washington.

El día 19, Ginebra se convirtió en punto de encuentro entre el jefe de la diplomacia de la UE, Javier Solana, el negociador iraní, Said Jalili, y el número tres del Departamento de Estado de EEUU, William Burns, país que siempre había puesto como condición previa para su participación en las negociaciones multilaterales la suspensión del programa nuclear iraní.

El día 26, Mahmoud Ahmadinejad aseguró que Irán posee de 5.000 a 6.000 centrifugadoras. Una instalación de 3.000 centrifugadoras permite teóricamente obtener en el plazo de seis a doce meses la cantidad suficiente de uranio altamente enriquecido para fabricar una bomba atómica. Aunque el país ha expresado reiteradamente su disposición a «responder positivamente» en las negociaciones, si Estados Unidos cambia de actitud, el presidente iraní también dejó claro que «Irán no cederá ni una pulgada en sus derechos a tener energía nuclear».

En ese tira y afloja, el lunes, las autoridades iraníes anunciaron la prueba con éxito de un misil antiaéreo con un alcance de 300 kilómetros, al tiempo que amenazaron con bloquear el estrecho estratégico de Ormuz, por donde pasa alrededor de un 40% del petróleo mundial.

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