El 28 de septiembre del año pasado, el alcalde de Atarrabia, Peio Gurbindo (NaBai), hizo instalar un mástil de 10 metros de altura en la plaza adyacente al Ayuntamiento, y colocó así la ikurriña a la altura del resto de banderas que ondean en el balcón consistorial. Gurbindo argumentó entonces que la enseña vasca es aceptada «por la mayoría de Atarrabia como un símbolo nuestro». Se basaba en la decisión que los vecinos del pueblo tomaron en un referéndum celebrado en 1977, por el cual la ikurriña fue aceptada como una de las «banderas oficiales» de la localidad. Una decisión que ha regido durante tres décadas sin mayor problema... hasta la Ley de Símbolos aprobada por UPN y PSOE.

Aquella consulta fue celebrada el 28 de septiembre de 1977, justo treinta años antes de que Gurbindo izara la ikurriña junto al Ayuntamiento. Unos días antes, exactamente el 6 de septiembre de 1977, 17 agentes políticos, sindicales, juveniles y populares de Atarrabia habían firmado un documento por el cual solicitaban al Consistorio que izara la ikurriña, la bandera de Nafarroa y la de Atarrabia en el balcón municipal. Esgrimían para ello «el apoyo mayoritario que en las pasadas elecciones legislativas dio el pueblo de Villava a partidos y coaliciones que incluían el tema autonómico en sus programas», y citaban además que consultas similares se habían celebrado en otros ayuntamientos de Nafarroa.

El entonces alcalde Hilario Eransus -que en 1995 volvería a ser primer edil en las filas de UPN- expuso en un escrito presentado a la corporación municipal su opinión de que el Consistorio no debía pronunciarse sobre el tema por tener éste carácter político, ya que «la línea de actuación de esta corporación ha sido siempre totalmente apolítica». Así las cosas, Eransus consideraba también que la manera más oportuna para aprobar o denegar el tema era «someterlo a la voluntad del pueblo». Como se ve, aquella no fue una votación impulsada sólo por independentistas.

La corporación, en pleno municipal, aprobó la propuesta del alcalde el día 23 de septiembre de 1977, y convocó una consulta pública para el miércoles siguiente, día 28.

De las 9.00 a las 21.00 horas de aquel miércoles de septiembre, el Ayuntamiento acogió dos mesas por las que fueron pasando 1.210 vecinos -habían sido invitados a las urnas 3.528, es decir, participó un 34%-. Del total, 763 -un 63%- votaron en favor de colocar la ikurriña, mientras que 447 lo hicieron en contra.

El 1 de octubre de aquel año, a una con el inicio de las fiestas locales, Atarrabia estrenó la ikurriña que sus vecinos habían declarado oficial.

26 años sin problemas

26 años después de que Atarrabia aceptara la ikurriña como emblema propio y que luciera sin problemas tanto en el balcón como en el salón de plenos, un 27 de noviembre de 2003 el entonces alcalde del municipio, Alfonso Úcar (UPN), decidió retirar la enseña de la balconada. Lo hizo tras la entrada en vigor de la Ley de Símbolos impulsada por UPN en el Parlamento de Nafarroa. El 11 de diciembre de aquel año, sin embargo, el Pleno municipal rechazó la iniciativa del alcalde con los votos de AEA (grupo afín a EA), de Aralar y del concejal del PSN José Luis Úriz -la otra concejal del PSN y el de IUN no asistieron, y la candidatura de la izquierda abertzale Ultzama había sido ilegalizada-. Se destacó que para retirar la enseña vasca sería necesario otro referéndum del tipo del que la aprobó en 1977.

El Gobierno de Nafarroa recurrió el acuerdo del pleno, y el Tribunal Superior de Justicia de Nafarroa (TSJN) aceptó el recurso. Ya en octubre de 2004, la mayoría de la corporación ratificó el fallo del TSJN, pues Úriz cambió su posición -el PSN lo había expedientado por el voto anterior- y se alineó con UPN. Un cuarto de siglo después, la ikurriña desaparecía del balcón.

La historia no acabó ahí. Ya en esta legislatura, un pleno celebrado en agosto de 2007 refrendó con los votos de NaBai y EAE-ANV que la ikurriña es «uno de los símbolos de Atarrabia» y que además «no es sólo la bandera de una comunidad autonómica, sino la de Euskal Herria». Basándose en esa moción, en septiembre de 2007, y en la fecha en la que se cumplían 30 años del referéndum de 1977, el alcalde Peio Gurbindo ordenó erigir un mástil junto al Ayuntamiento, con objeto de que la decisión adoptado por los vecinos en 1977 fuese respetada. UPN no tardó en poner el grito en el cielo, y eso que la bandera está en la calle, donde según ha afirmado varias veces Miguel Sanz no la prohíbe la ley.

A los pocos días, el portavoz del Gobierno navarro, Alberto Catalán, anunció una denuncia contra el Consistorio de Atarrabia por vulneración de la normativa destinada a proscribir la ikurriña, argumentando que se había colocado «en un espacio público» aunque fuera al margen del Ayuntamiento, y esgrimió como dato añadido que en la colocación participaron trabajadores municipales.

El pasado 29 de julio, los tribunales volvían a actuar contra el criterio democrático de los vecinos de Atarrabia. Una sentencia advertía «fraude de ley» por haber colocado la enseña tricolor en el mástil. Y Miguel Sanz no tardó con amenazar a los responsables del Consistorio: «Si quieren ponerse al margen de la ley, ellos verán a qué se exponen».