Mientras los georgianos parecen estrellarse contra el «muro ruso» en Osetia del Sur, los abjasos contraatacan para recuperar el territorio que se les arrebató en 2006. Abjasia lleva años esperando: un ataque a gran escala desde Georgia, el reconocimiento internacional o las Olimpiadas de Invierno de 2014.

En 1977 casi dos tercios de los vecinos de Atarrabia que participaron en un referéndum calificaron la ikurriña como una de las «banderas oficiales» del pueblo y aprobaron que ondeara en el balcón del Consistorio. Hasta UPN asumiría aquella decisión durante casi tres décadas. Lo que el pueblo aprobó lo cuestiona ahora un tribunal que ha decretado que ni siquiera puede aparecer en un mástil adyacente al Consistorio.

Georgia admitió ayer su derrota militar ante Rusia al abandonar Tskhinvali, que tras los combates de los últimos días quedó prácticamente destruida, declarar un alto el fuego unilateral e instar al inicio inmediato de una negociación. Moscú, sin embargo, negó el cese de las operaciones militares georgianas y exigió la retirada total de sus tropas para entablar un diálogo. Tbilissi, que pidió la intervención de la OTAN, aseguró que Rusia quiere la desaparición de Georgia.