Javier Pagola Medicus Mundi
Tejiendo el huipil de la salud
La medicina ancestral maya siempre ha estado viva. Permanece y permanecerá, sobre todo porque es efectiva ya que sana y salva vidas. Por diversas razones históricas se ha pretendido eliminarla, erradicarla al par que otras tradiciones sociales originarias de Guatemala
Recientemente, el 9 de agosto, se ha celebrado el día internacional de los pueblos indígenas. Repartidos por toda la Tierra, desde el Ártico hasta el Pacífico Sur, los pueblos indígenas suman una población estimada en 370 millones de personas. Son más de 6.000 etnias diferentes, que se esfuerzan por hacer realidad el reconocimiento de su identidad, su patrimonio (tierra y territorio, religión, ciencia, ideas, arte, lenguas y cultura) y sus derechos, definidos en cartas de la ONU y la OIT.
En América Latina y el Caribe existen 671 pueblos indígenas reconocidos por los diferentes estados. Se estima que suman entre 30 y 50 millones de personas. Las mayores cantidades absolutas y densidades demográficas se sitúan en Perú, Bolivia, México y Guatemala, y la mayoría se asienta en zonas rurales. Según muestra un riguroso informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe han estado secularmente ubicados en los quintiles más pobres de cada país y, en líneas generales, esa situación permanece.
Guatemala es un país diverso donde se hablan 25 idiomas diferentes. La población, de mayoría indígena, suma algo más de 12 millones de habitantes. Más de la mitad sobrevive en situación de pobreza. El país no es pobre, pero sus riquezas están muy desigualmente repartidas.
Tras una larga guerra de 36 años, que produjo más de 250.000 muertes y millones de desplazados, y que destruyó todo el tejido social, se firmaron los acuerdos para alcanzar «una paz firme y duradera». Pero, salvo pequeños avances, aquellos acuerdos han quedado en papel mojado. Guatemala sigue siendo una sociedad desgarrada por el racismo, el machismo, la injusticia social y una violencia que no cesa.
Sus mujeres y sus hombres hacen un esfuerzo diario y constante para hacer frente a una situación tensa y difícil. Sus caminos se entretejen con la diversidad de sus culturas, tradiciones espirituales y religiosas, posibilidades económicas, limitaciones políticas y precariedades laborales. Los abundantes desplazamientos internos y la fuerte migración a los Estados Unidos son algunas estrategias de supervivencia.
La salud es en Guatemala un derecho humano negado a diario. Permanece una política excluyente, determinada por un gasto en salud de los más bajos de Latinoamérica, aproximadamente un 0,9% de su PIB, y por unas políticas sanitarias que no contemplan la diversidad. Eso limita, por razones económicas, geográficas y culturales, el acceso a los servicios de salud. Y esa discriminación permanece para la mayoría indígena del país.
Una persona indígena maya entiende y experimenta la salud y la enfermedad de una manera espiritual y energética, además de biológica y psicológica. Hay enfermedades y riesgos específicamente populares y mayas, tales como el Ojeado, el Susto, el Empacho o el Hechizado. Todas ellas tienen en común estar basadas en una concepción energética-espiritual que muchas veces la población indígena traduce al equilibrio frío-caliente, y no necesariamente se corresponden con una patología en la biomedicina académica.
Desde el año 2003 Medicus Mundi viene trabajando en la experimentación de un nuevo modelo de atención sanitaria, basado en el derecho de todas las personas a la salud, que tiene presente un doble enfoque de equidad de género y de interculturalidad. La experiencia, que desarrolla tres programas de intervención diferentes (individual, familiar y comunitario) se viene realizando con una población de algo más de 18.000 personas de etnias mam y k'iché en los departamentos de Quetzaltenango y Sololá.
Son importantes las Casas de Salud Comunitaria que se han construido en puntos geográficamente estratégicos, porque acercan los servicios a las comunidades rurales más alejadas, y en ellas la comunidad se reúne, debate sus problemas y recibe educación sanitaria. Pero más importante es la figura del agente de salud comunitaria, hombre o mujer de la comunidad que utiliza su mismo idioma, que tiene una buena formación profesional y que estamos en camino de que el Ministerio de Salud guatemalteco retribuya, después de acreditarle como auxiliar de enfermería comunitaria.
La experiencia presta atención y escucha a las personas indígenas, a su lengua y cultura, y coordina los servicios de atención convencional en salud con los recursos y sabiduría de la medicina tradicional. Hay en las dos zonas del proyecto una alta densidad de médicos, comadronas y terapeutas mayas, alrededor de 175 hombres y mujeres.
La medicina ancestral maya siempre ha estado viva. Permanece y permanecerá, sobre todo porque es efectiva ya que sana y salva vidas. Por diversas razones históricas se ha pretendido eliminarla, erradicarla a la par que otras tradiciones sociales originarias de Guatemala. Pero, dada la deficiente atención sanitaria, la población utiliza lo que conoce y sabe que es eficaz para resolver sus problemas de salud. En este tiempo de veloces cambios, la medicina tradicional permanece porque está cerca y la gente sabe que tiene eficacia. Además da respuesta a una gama de enfermedades caracterizadas de manera singular en la cultura maya.
El recurso más reconocido y valorado de la medicina tradicional son las plantas medicinales. Hay además recursos de zooterapia provenientes de algunos animales. También mineraloterapia: especialmente piedras, arena y barros. Y otros recursos energéticos y espirituales.
El modelo de atención que Medicus Mundi viene experimentando durante cinco años ya da sus primeros frutos. La población confía en el personal sanitario local que ha capacitado el proyecto, y considera a los agentes comunitarios y a las casas de salud como parte de la comunidad. El sistema de información y vigilancia de salud muestra su utilidad. Ha crecido notablemente el número de vacunaciones infantiles, y ha decrecido la mortalidad materna e infantil. El modelo se ha mostrado eficaz para atender a poblaciones dispersas. El Ministerio de Salud de Guatemala, después de una evaluación, ha acreditado a 28 trabajadores del proyecto como auxiliares de salud comunitaria.
Medicus Mundi ha rodado un vídeo sobre esta experiencia, titulado «Tejiendo el Huipil de la Salud» que se distribuirá el próximo otoño.