En las últimas semanas el destino de gran parte de la obra social propia de la BBK ha estado en el candelero, y no precisamente para bien. A la noticia de la demolición de la residencia Reina de la Paz en Ibarrekolanda le siguió la del cierre de la de Bolívar de Areatza, cerrándose la tercera semana de julio con una nueva ocurrencia de los políticos gobernantes en la Diputación que sitúan el nuevo Guggenheim en las Colonias de Sukarrieta, más concretamente en el Centro de Experimentación Escolar de Sukarrieta, por el que hemos pasado millares de vizcainos y que ahora se denomina de innovación educativa y recurso al servicio de los centros escolares.

A la Dirección de la BBK, que ha ideado esta estrategia en comandita con la Diputación, le está saliendo muy mal la jugada, y aunque intentan reaccionar al desgaste de imagen que está sufriendo la Caja vendiendo ahora que en el barrio bilbaíno de Ibarrekolanda se va a hacer un complejo para mayores, discapacitados y jóvenes, no les va a ser fácil que cuele: a nosotros no se nos ha olvidado que utilizaron estas mismas artimañas para cerrar el Sanatorio de Plentzia, actualmente en ruinas. ¿Quién no se acuerda de que prometieron hacer unas instalaciones magníficas para tratar a gente con graves discapacidades provocadas por accidentes porque en Bizkaia había muchas carencias?

Y es que lo mismo que nadie se cree que la causa de los cierres de Reina de la Paz y Bolívar sea por el incumplimiento del decreto del Gobierno Vasco, tampoco es digerible que con el traslado de la «colonia» a la finca de Otei de Ea se gane con el cambio.

Y es que para los y las que no hayan reparado en ello, BBK y Diputación forman un tándem que hace y deshace a su antojo, entre otras cosas, con todo lo que tiene que ver con el llamado tercer sector.

¿Qué ganan unos y otros? La BBK se «arma» de argumentos para librarse de su Obra Social Propia, aduciendo razones insorteables por el requerimiento del Servicio de Inspección del Departamento de Acción Social de la Diputación, lo que ocasiona la eliminación de muchos puestos de trabajo, y ésta contribuye gracias a la buena disposición de la Caja, en el caso del proyecto de Guggenheim, a dar pábulo a las ocurrencias del Diputado General en plena competencia con el lehendakari.

Bueno, esta es nuestra visión de la jugada y no vamos a permitir que a la BBK le salga gratis cargarse la OBS Propia. Si tenemos en cuenta que, en los últimos años, la Caja ya se ha «cepillado» clubes de jubilados, escuelas infantiles, Iturlan, el citado sanatorio de Plentzia... no es difícil adivinar qué hay detrás de estas últimas intenciones. Al fin y al cabo, nos estamos equiparando a la Vital y a la Kutxa, que no tienen desde hace tiempo OBS Propia -el Sr. Irala dixit-.