Como bien indica el título de este pequeño -pero importante- apartado, somos muchos los que durante las dos semanas que duran los Juegos tenemos serios problemas para apartarnos del televisor. «Bueno, acabaré de ver este partido antes de ir a hacer la compra», piensas, sin reparar en que inmediatamente después llega esa final de gimnasia que te resistes a perder. «Bueno, sólo una horita más, luego voy fijo», te mientes. Y lo que es peor, qué sería de un buen evento deportivo sin su correspondiente piscolabis que algunas cervezas se encargan de regar debidamente. Todo ello para acabar con remordimientos y promesas falsas cuando ves esos abdominales de dibujos animados que lucen tus ídolos de natación. En esas me sorprende la rajada del nadador Ryan Lochte el mismo día que gana el bronce en 400 estilos: «Me he levantado a las 6 y me he ido a comer a un McDonalds». Me quedo más tranquilo.