La lluvia caída sobre el Centro Internacional de Tenis de Beijing provocó la suspensión definitiva de la primera jornada de la competición olímpica cuando sólo se habían completado ocho de los 45 partidos programados para la sesión.

El agua hizo acto de presencia desde las primeras luces de la mañana, lo que demoró en tres horas el inicio de los encuentros. Una tregua de casi 120 minutos permitió que comenzaran, pero la meteorología volvió a resultar adversa, por lo que diez choques acabaron suspendiéndose de forma definitiva.

Está previsto que la jornada se reanude hoy, pero los augurios meteorológicos no son precisamente favorables. Así, se han anunciado precipitaciones de entre 30 y 40 milímetros, además de una lluvia entre moderada e intensa que se ha pronosticado para la segunda semana de los Juegos Olímpicos.

Todo hace indicar que será necesario volver a echar mano, como ya se hiciera con la ceremonia de apertura, de los ya célebres cañonazos de yoduro de plata para disipar las nubes. Incluso responsables de la Federación Internacional de Tenis ya han planteado la posibilidad de anular la competición de esta modalidad deportiva con carácter definitivo.

Ivanovic abandona

No hubo sorpresas en los ocho envites que se pudieron celebrar. Así, el checo Tomas Berdych, decimoséptimo favorito, superó al chino Yu Xinyuan (6-1 y 6-2), mientras que el estadounidense James Blake, octavo, hizo lo propio ante el australiano Chris Guccione, al que derrotó por 6-3 y 7-6. Por otro lado, el ruso Nikolay Davydenko, cuarto, pasó por encima del letón Ernests Gulbis (6-4 y 6-2); el chileno Fernando González, duodécimo, superó al chino Sun Peng (6-4 y 6-4); y el argentino Guillermo Cañas al canadiense Frederic Niemeyer, que se retiró tras ganar el primer set por 6-3, mientras que iba perdiendo el segundo por 4-2.

Quien ni siquiera podrá debutar en estos Juegos Olímpicos será una de las máximas candidatas en el cuadro femenino. La serbia Ana Ivanovic, número uno provisional, anunció su retirada como consecuencia de una lesión en el dedo pulgar de su mano derecha. La tenista reconoció sentirse «muy decepcionada» al no poder recuperarse de una dolencia que venía padeciendo desde hace un mes.