El presidente boliviano Evo Morales ha obtenido el respaldo de al menos el 52% de la población en el referéndum revocatorio celebrado en el país el pasado domingo, según los datos emitidos por la Corte Nacional Electoral (CNE) con el 23% de los votos escrutados.

Sin embargo, tal y como apuntan los sondeos a pie de urna, el apoyo que habría recabado el dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS) podría superar el 60%, ya que la mayoría de los votantes de Morales provienen de las poblaciones rurales, dónde el recuento es más lento. Los datos definitivos no se conocerán al menos hasta dentro de una semana, según difundió la CNE boliviana.

En sus primeras declaraciones tras ser ratificado, el máximo mandatario aymara llamó a la unidad de los bolivianos «para garantizar la unidad y la identidad de Bolivia». Ante una multitud congregada ante el palacio presdencial de Quemado, en La Paz, Morales interpretó los resultados como «una ratificación para consolidar el cambio» emprendido por su Gobierno. «Vamos a avanzar en la recuperación de los recursos naturales, profundizar en la nacionalización y recuperar las empresas del Estado», anunció el dirigente del MAS.

El presidente invitó al resto de autoridades de Bolivia a trabajar conjuntamente con su Gobierno «para lograr el objetivo de terminar con la extrema pobreza del país con una visión unitaria y no pensando sólo en las regiones y determinados sectores». Además, destacó que la voluntad de los bolivianos es «seguir luchando por su dignidad, unidad e identidad» y dedicó su victoria «a todos los revolucionarios de América y del mundo».

Para que Evo Morales fuera revocado, los votos en su contra debían superar el 54% de los sufragios, que es la cifra de apoyos que consiguió en su anterior elección del año 2005. Esta consulta, que inicialmente fue impulsada por la mayoría opositora derechista en el Senado, ha evidenciado el fuerte apoyo con el que cuenta el presidente boliviano, sobre todo entre los indígenas y los más desfavorecidos. El apoyo a Morales fue superior al 40% en todos los departamentos, llegando al 78% en Potosí, Oruro y La Paz.

Sin embargo, los resultados del referéndum también han dejado patente la profunda división y polarización que vive Bolivia. De hecho, cinco de los ocho gobernadores sujetos al referéndum fueron ratificados por los ciudadanos, entre ellos varios opositores. De este modo, el gobernador oficialista de Potosí, y los opositores de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando seguirán al frente de sus cargos, según los resultados no definitivos ofrecidos ayer por la CNE. Por contra, al menos el 55% de los paceños revocaron a José Luis Paredes, gobernador de la alianza opositora conservadora Podemos en el departamento de La Paz.

El gobernador del MAS en Oruro también fue destituido de su cargo debido a varios «conflictos locales» con los mineros, ya que los orureños apoyaron masivamente al presidente, que es del mismo partido. Por último, el prefecto de Cochabamba obtuvo el rechazo de al menos el 56% de la población, pero no aceptó los resultados ya que a su juicio «el referéndum es ilegal» y retó a Morales para que designe a otra autoridad que lo reemplace.

Insultos de la oposición

Rubén Costas, gobernador de Santa Cruz y máximo opositor al Gobierno del MAS, rechazó el ofrecimiento de Morales «para trabajar de forma conjunta» con el objetivo de garantizar «la unidad y la identidad de Bolivia». Costas anunció que seguirá profundizando en el proyecto autonómico de Santa Cruz «para que se pueda vivir sin el látigo del fundamentalismo aymara».

En unas declaraciones realizadas frente a sus seguidores, Costas endureció su discurso y calificó a Morales como «dictador» y «macaco». «Advertimos a los corruptos y a los soberbios gobernantes que no intenten imponer su ilegal y racista proyecto de Constitución porque entonces si se habrán metido en un callejón sin salida», agregó, en referencia a la intención del Gobierno de aprobar una nueva Constitución que posibilite su «revolución democrática y cultural».

Evo Morales mostró ayer su disposición de unir a los bolivianos «juntando la nueva Constitución con los estatutos autonómicos», aprobados meses atrás por las regiones opositoras.