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NATACIÓN Tercera jornada

Un relevo productivo

Phelps se cuelga su segundo oro en el relevo 4x100 metros gracias al trabajo de sus compañeros, con Lezak rematando a lo grande. El australiano Sullivan aprovecha la primera posta para reinar en los 100 metros. Cinco países por debajo de la plusmarca de la víspera.

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Miren SÁENZ | DONOSTIA

Ian Thorpe o Nina Zhivanevskaya, experimentados nadadores o casi ex porque la española de Moscú anunció ayer su retirada, no creen que Michael Phelps vaya a colgarse ocho oros. Sus pronósticos estuvieron a punto de cumplirse en la tercera jornada si no es por el magnífico trabajo de Jason Lezak, encargado de cerrar el 4x100 libre que le dio el segundo oro a la megaestrella.

Pocas veces un relevo depara tanto. Además de espectáculo, produjo una nueva plusmarca mundial para los estadounidenses -a cuatro segundos del anterior, casi nada- la individual para el australiano Eamon Sullivan, los representantes de cinco países nadando tan rápido que además de los estadounidenses, Francia -con récord de Europa- Australia, Italia y Suecia terminaron por debajo de la plusmarca que los colegas de Phelps, algunos suplentes, mejoraron la víspera en las eliminatorias. Probablemente el mejor relevo de la historia.

Gracias a Garret Weber-Gale, Cullen Jones y sobre todo a Lezak el reto de Phelps sigue vivo. Eso le dio un sentido especial. Bob Bowman, su entrenador de toda la vida, estaba asombrado con la reacción de su pupilo. Phelps animaba a sus compañeros como si le fuera la vida en ello. Hace cuatro años en Atenas fue precisamente en esta prueba en la que el chico de Baltimore perdió una de sus opciones. Entonces fueron bronce por detras de Sudáfrica y Australia y el multicampeón se conformó con seis oros y dos bronces, excelente cosecha pero con un oro menos que el legendario Mark Spitz en Múnich'72, su objetivo.

Lezak, integrante también de aquel relevo, no quiso repetir la historia así que apretó tanto que terminó desbancando al francés Alain Bernard, el tiburón que irrumpió en el Europeo de Eindhoven y que tres minutos antes era el plusmarquista mundial de 100 metros.

Phelps no es un velocista y los responsables de la selección le asignaron la primera posta para que sus compañeros pudieran recuperar el terreno perdido por la estrella. Así fue. Weber-Gale puso por primera vez por delante a los nadadores ataviados con el Speedo de las barras estrellas. Pero Cullen Jones, uno de los pocos negros agraciados con el oro olímpico en la natación, perdió terreno frente a Frederic Bousquet. Se mascaba la tragedia. Todo quedaba en manos de Lezak, aunque la presencia de tiburón Bernard no permitía demasiados alardes. Las apuestas se hubieran decantado por el francés de calle. Fue su última brazada la que le dio la victoria, una posta inolvidable para este experimentado nadador con un buen palmarés como relevista y sin medallas individuales en piscina larga, sólo en corta.

«No lo puedo explicar. Esto no es real. Antes de la carrera ya sabíamos de la forma que habían nadado los franceses en las series, y cuando ellos añadieran a sus dos mejores hombres, iba a ser una carrera cerrada. Ellos han hablado un montón, nosotros sólo queríamos hacerlo en la piscina», informó.

Fue su compañero Jones quien dio la clave: «Jason es el llegador más fenomenal que he conocido. El es capaz de tocar en el muro con la parte de atrás de su mano y con la de delante. El es el líder del equipo y tiene la habilidad de tranquilizar cuando nos ponemos nerviosos», admitió el neoyorkino.

Tan feliz como ellos se encontraba Eamon Sullivan, quien se metió en la pileta pensando en seguir engordando el medallero aussie y salió convertido en el nuevo plusmarquista de los 100 metros tras una primera posta vertiginosa (47.24). La medalla de bronce se la entregó el inolvidable Alexander Popov, un velocista de leyenda. El ruso, que entrenaba en Australia, le felicitó.

Ahora será el hombre a batir tanto en los 50, en donde también arrebató el récord a Bernard en primavera, como en los 100. Mientras Phelps sigue su jornada intensiva. Tras el subidón de emoción y adrenalina cumplió en otras dos pruebas.

Reparto multicultural y decepciones

Entre tanto himno estadounidense y australiano -Lisbeth Trickett se proclamó campeona de los 100 mariposa- también hay sitio para otras sintonías. El japonés Kosuke Kitajima se ha apropiado de la braza. Ya es doble campeón olímpico en los 100 y amenaza con proseguir en los 200. Ayer aderezó su oro con la plusmarca desbancando a Brendan Hansen del único tesoro que le quedaba. Además se quedó sin podio. Las británicas sorprendieron en los 400 libre de las famosas. Rebecca Adlington subió a lo mas alto, con Katie Hoff a siete centésimas. Nueva decepción para la aspirante a Phelp femenina. En el bronce Joanne Jackson, con la campeona olímpica y mundial Laure Manaudou en el temido último puesto. Kirsty Coventry de Zimbabue y la italiana Pellegrini se apuntaron sendos récords.SÁENZ

 

 
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