Parece el título adecuado para el 25 de agosto, el lunes siguiente a la finalización de la Aste Nagusia, pero «Hoy no me puedo levantar», el conocido tema de Mecano, da nombre a un exitoso musical que, tras triunfar en Madrid, ha elegido Bilbo para salir de gira.

En una ciudad sumida en los últimos preparativos de la Aste Nagusia, asistimos ayer al pase de prensa del musical, para conocer de más cerca los entresijos del espectáculo por boca de Diego Paris y Marcos Rodríguez, dos de sus principales actores.

Paris resume así el musical: «Es un espectáculo que habla de la movida de los años 80 en el ámbito artístico de Madrid, años de explosión de libertad. La historia no tiene nada que ver ni va paralela a la historia del grupo Mecano, solamente contiene sus canciones». A lo que Rodríguez añade: «En un musical como éste, te das cuenta de que la canción puede decir muchas más cosas que las que tú pensabas. Por otra parte, los temas de Mecano están muy bien encajados en el musical, pero creo que se hizo la obra sin pensar en la música».

Canciones por otra parte fundamentales para entender el éxito del que ha gozado el espectáculo. Según Rodríguez, «el éxito en principio está en Mecano, porque en su día movió muchísimo y la gente viene para volver a escuchar sus canciones; y, por supuesto, también por el contenido de la obra, por la trama, que engancha un montón. Si no te ha tocado vivirlo a ti, conoces a alguien que sí lo vivió, y toca un montón de temas con los que que la gente se siente muy identificada. Además, los que no han vivido en los 80 pueden ver lo que fueron aquellos años locos». Un espectáculo que engancha por su música y por su libreto, trabajo que Paris resalta: «El guión es contundente y está muy bien realizado. Es un gran espectáculo que tiene un poco de todo... humor, tragedia, música, colorido... es muy completo», concluyen ambos.

Cuestionados por la evolución de la obra tras cuatro años de trabajo -casi cinco teniendo en cuenta los preparativos y ensayos-, reconocen haber «crecido y envejecido un poco con este musical», en palabras de Paris, asombrado por el éxito conseguido. Evidentemente, a lo largo de tantísimas funciones, el grupo de trabajo ha variado. «¡Nueve funciones a la semana con más de mil espectadores diarios!», se sorprenden los protagonistas. «Pero, básicamente, nada ha cambiado desde el principio», aseguran.

Hablando de los fans, entre risas, recuerdan, como curiosidad, haber sido abordados en la calle en una ocasión por una fan que ha llegado a ver el espectáculo casi medio centenar de veces. «¿Y cómo lo llevas?», le espetó un asombrado Paris.

Volviendo al musical, «la obra contiene mucho guión, mucho texto, y le da fuerza teatral», incide Paris; a lo que Rodríguez añade, «además es muy de la calle, con un humor que te lo encuentras en la calle, lo que sorprende al público joven».

En cuanto al ambiente de trabajo, tanto uno como otro resaltan que «venimos muy trabajados y hay muy buen ambiente». Con mucha gente joven y mucha variedad. «En Madrid había muy buen ambiente y se ha ido contagiando a las nuevas incorporaciones en la gira», comentan, para concluir que «ver un teatro lleno es para estar feliz, da mucha tranquilidad».

Respecto a las previsiones en su nuevo emplazamiento, Paris reconoce esperar en Bilbo «un público algo más serio», con lo que no coincide Rodríguez, que recuerda haberse encontrado con público que «llega muy serio y se sumerge de lleno en la obra al escuchar las primeras notas musicales». En lo que sí coinciden es en que el Arriaga «es un teatro precioso».

Mario y Patxi

Diego Paris, bien conocido por el público por su trabajo en cine y en series para la pequeña pantalla, interpreta en el musical el papel de Patxi. «Es una de las pequeñas, casi únicas, modificaciones que ha tenido el espectáculo. En Madrid era Panchi y en Bilbo seré Patxi», comenta divertido, para proseguir: «Soy un heavy de Otxarkoaga y tengo una novia punkie de San Ignacio que me ha puesto los cuernos con un rocker de Olabeaga». Detalles que adaptan la obra a Bilbo para que resulte más cercano para el público.

En cuanto a los papeles que interpretan, Rodríguez se presenta como «Guillermo, un guitarrista de personalidad arrolladora, un poco cómico y enamo- radizo. Es muy moderno y abierto y se siente en la vanguardia del movimiento». Un personaje que «no sabe aún cómo afrontar el conflicto que vive con su homosexualidad».

Por su parte, Paris es el batería del grupo Rulé que forman en la historia. «Soy Patxi, un heavy muy gracioso, que siempre está gastando bromas y pasa de todo, porque no se entera de nada». Después evoluciona y, aunque al principio parece el más inestable de todos, «es el que mejor acaba. Al final, deja las drogas y se casa con su novia ninfómana», nos cuenta él mismo divertido. Es quizás el personaje más cotidiano y callejero de todos; según su compañero, «el más tierno».

Para finalizar, les cuestionamos sobre la dificultad de mantener la motivación y la ilusión tras más de cuatro años de andadura. Rodríguez reconoce que «algunos días cuesta, pero, cuando vienes de trabajos en los que debes animar continuamente al público y participas en un musical en el que, aunque tú estés cansado, el espectador se entusiasma con sólo escuchar los primeros acordes, te vienes arriba». «La ilusión se pierde y vuelve constantemente», reflexiona Paris, que compatibiliza el trabajo en el musical con sus papeles para cine y televisión. «Llevo más de mil funciones y aun así me encanta mi personaje y me encanta el ambiente joven y feliz que hay en el espectáculo. Además, vamos a viajar muchísimo con la gira, y me apetece». Rodríguez retoma el hilo para concluir: «Al principio estás que te comes el teatro y, más adelante, ves al público entregado y es la energía que necesitas para seguir. La ilusión no se pierde, se trasforma».

Energía que emplearán en escena desde el estreno de mañana -hoy actuarán en el ensayo general- hasta el 7 de setiembre en el Teatro Arriaga, y que reservarán también para conocer la Aste Nagusia de la capital vizcaina y gritar... «¡hoy no me puedo levantar!».