Raimundo Fitero
El tiempo
Hacia las quince horas y treinta y cinco minutos del día 15 de agosto del corriente año, 2008, un atildado José Antonio Maldonado, desde los exteriores del Palacio de la Magdalena de Santander donde reside la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo dictó un pequeña lección de historia, dándonos datos de la construcción del edifico, de la propiedad primigenia y los trasvases de la misma, por heredad o por donación, y después pasó a recordarnos la historia de la mismísima UIMP, que no viene desde los principios del siglo anterior, y no, como podría parecer, desde los años ochenta que fue cuando adquirió grado popular al aparecer en las televisiones como plató de numerosos programas.
Resulta que era la última vez que el que es hasta finales de este mes el responsable de los servicios meteorológicos de TVE, daba el tiempo desde un plató situado en exteriores, y lo hacía desde el mismo lugar que hace veintidós años hizo lo mismo por primera vez. Toda una simbología. Desde hace ya unos años los partes meteorológicos son una sección autónoma, que tiene esponsorización propia y un tiempo bastante amplio y que en la mayoría de las ocasiones su audiencia supera a la del propio informativo, lo que es algo a tener muy en cuenta. Sucede algo parecido en casi todas las televisiones, y en todos lo idiomas. Es un tiempo televisivo de oro.
Los tiempos han ido influyendo de manera muy especial en el propio tiempo dedicado al tiempo. Ahora que se despide Maldonado, hemos visto grabaciones de sus inicios y la verdad es que solamente se mantiene el lenguaje, esa jerga tan popular de borrascas, isobaras, anticiclones y ese lugar mágico de donde todo proviene: las Azores. La estética ha cambiado de manera especial, y la tecnología ha servido para hacer de algo plano y muy verbal un espectáculo audiovisual en el que la presencia humana es la certificación de credibilidad. Hoy tenemos en nuestras cadenas variación de hombres y mujeres del tiempo que se han ido haciendo su lugar en el estrellato mediático, pero todos, vienen de un escuela televisiva y de una sobriedad expresiva que Maldonado caracterizaba. Van cambiando los tiempos del tiempo.