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Raimundo Fitero

Los sin complejos

El deporte sigue politizado, como siempre lo ha estado. Lo único que pasa es que cuando llegan los buenos tiempos, los éxitos, entonces crece un sentimiento de pertenencia a la tribu que se convierte por mor de la presión mediática y de una descompresión identitaria en una erupción del patrioterismo fundamentalista más exacerbado. Aseguran los especialistas en españolear, que ahora existe una generación de deportistas «sin complejos», que son capaces de sentir los colores de España y de verbalizar su españolidad sin mayores profundidades, como si se tratase de una marca. Serían unos jóvenes que no arrastran el estigma de la rojigualda como manifestación franquista, sino que nacidos en la democracia, aun siendo de otras naciones sin estado, no renuncian a ser, a la vez, o exclusivamente, españoles.

Lo de «sin complejos» nos lo conocemos muy bien. Era uno de los mensajes más populistas del aznarismo más reaccionario y ejecutor de las barrabasadas políticas y jurídicas más escalofriantes. Ahora, los «sin complejos», son jóvenes muy bien pagados, estrellas mediáticas, vendedores de relojes o natillas, que han decidido utilizar las palabras simbólicas sin aparentes mayores connotaciones. Es un decir. Seguramente no sienten presión «nacionalista de origen», sino que son los nuevos españoles sin complejos.

Los «sin complejos» son Xavi Hernández, el magnífico jugador de fútbol del Barça y la selección que tras lo de la Eurocopa soltó en la plaza de Colón un sonoro «Viva España», que todavía resuena. Rafa Nadal, tras conquistar el oro señalaba que se sentía mucho mejor ganando la medalla no solamente para él, individualmente, sino para todo «tu país». Pero el auténtico colofón lo pone un anuncio de una marca de prendas y zapatos deportivos en el que aparece Pau Gasol soltando un rollo filosófico bastante bien estructurado, que acaba con una frase brillante: «está muy bien que todo tu país te admire, pero es mejor que todo el mundo admire a tu país». Cualquiera lo puede firmar, así sin matizar. Pero entonces se va la pantalla a negro y aparece esta leyenda «ser español ya no es una excusa, es una responsabilidad». Sin complejos.

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