La histórica medalla de bronce obtenida ayer por Leire Olaberria en la prueba de puntuación es una de las mayores demostraciones de que, con tesón y constancia, nunca es demasiado tarde. Y es que la ciclista de Ikaztegieta, de 31 años, agarró la presea en un agónico último sprint en el que demostró sus dotes de buena velocista que ya había demostrado como atleta, donde comenzó su atípica carrera deportiva.

Las lesiones y su complexión física hicieron que la evolución deportiva no fuera todo lo buena que esperaba una Leire Olaberria que llegó a batir el récord del Estado español en 100 metros en categoría cadete. Perdió la ilusión y esto le hizo alejarse un tanto del deporte y se centró en sus estudios de turismo y en su trabajo.

La insistencia de su novio, Javier Azkue, ciclista de pista, fue lo que le hizo probar esta disciplina con 26 años y aunque parecía demasiado tarde, la ciclista del Cepsa-Euskadi recuperó la ilusión por la competición y pegó un sprint que la ha colocado en el podio olímpico en poco más de cuatro años.

Emocionada

Con una trayectoria deportiva tan atípica, no es de extrañar que la ciclista guipuzcoana no pudiera evitar emocionarse cuando subió al podio junto a la holandesa Marianne Vos y la cubana Yoanka González. La vencedora, conocida en las carreteras de Euskal Herria por sus actuaciones en la Emakumeen Bira que se adjudicó este mismo año, es una especie de antítesis de la de Ikaztegieta, ya que con sólo 21 años, además de su medalla de oro en Beijing, cuenta con sendos Mundiales de puntuación de pista, de ciclismo en ruta y de ciclo cross.

«Desde niña siempre soñaba con estar en unos Juegos y que me saliera algo así. Pero ni en mis mejores sueños me imaginaba que sería así. Me va a costar asimilarlo», declaró Olaberria tras abandonar el podio.

Pese a la sorpresa que supuso para muchos su medalla, Olaberria confesó que había trabajado duro para preparar los Juegos. «Desde el Mundial, donde hice cuarta, me he ido mentalizando de que podía subir al podio».

Olaberria confesó que salió al velódromo más tranquila de lo habitual. Ella es nerviosa pero tenía ganas de correr la prueba. «Llevaba tres o cuatro meses esperando, se me ha hecho largo», señaló la de Ikaztegieta.

Fue sumando puntos desde los primeros sprints, siguiendo la rueda de Vos; eso le dio tranquilidad. «A media carrera he tenido que tomar aire porque estaba siendo una prueba muy intensa», dijo. En esta fase de la carrera, en la que Vos logró coger una vuelta que le aseguraba el oro, Olaberria llegó a ser quinta con la irrupción de ciclistas como la ucraniana Kalitovska o la colombiana María Luisa Calle.

Luego llegó el momento decisivo, los últimos puntos para repartir. Olaberria sabía que tenía opciones tras colocarse cuarta antes del penúltimo sprint. «Tenía la intención de entrar en el penúltimo sprint, pero pensé que el último sería decisivo. No sabía cuantas fuerzas me quedaban pero tenía que darlo todo», narró.

A Leire sólo le valía ganar o ser segunda en el último sprint, siempre que no entrara en esa puntuación al menos una de esas rivales y tuvo las fuerzas suficientes para ser segunda tras la cubana González que se aseguró la plata.

Agradecida

En estos momentos de felicidad, Leire Olaberria quiso compartir su alegría con los más cercanos. «Yo estoy en el ciclismo de rebote, gracias a la pequeña ayuda de muchas personas que me han empujado hasta donde estoy ahora. A todos ellos tengo que darles las gracias, y de todos ellos me acuerdo, en especial de aquellos que ya no están aquí para compartir mi triunfo. Sabía que podía estar en el podio, pero todavía no me lo creo. Al mismo tiempo, he disfrutado como nunca en una carrera».