Endika Lacuey coportavoz de Gora Iruñea y presidente de la Federación de Peñas de Iruñea
Señora Barcina: ¿sólo queremos dinero?
Recientemente, para concluir una serie de entrevistas a concejales del Ayuntamiento de Iruñea, un periódico de Nafarroa, en una entrevista realizada a la alcaldesa Yolanda Barcina, recogía unas afirmaciones acerca de la plataforma a favor de unas fiestas populares Gora Iruñea.
Unido a los habituales tópicos usados para no permitir el uso festivo del espacio de la Taconera, la señora Barcina se presenta en esta entrevista con una nueva argumentación diciendo que se ofreció a Gora Iruñea la cesión de dicho espacio pero sin barra y que la respuesta de la plataforma fue negativa porque el único objetivo era recaudar dinero.
Afirmar que el objetivo único de Gora Iruñea era conseguir dinero es de una inmoralidad inaceptable. Considerar que el trabajo y compromiso con la ciudad de los colectivos y personas que formamos parte de la plataforma tiene exclusivamente un fin económico es un insulto a las vecinas y vecinos de esta ciudad.
Las vecinas y vecinos de Iruñea que forman parte de cualquiera de los colectivos culturales, vecinales y populares que integran Gora Iruñea son personas acostumbradas a trabajar y comprometerse para sacar adelante las fiestas de los barrios, las múltiples actividades que se realizan durante todo el año en sociedades, peñas y asociaciones, así cómo la cantidad de actos programados a lo largo de todo el calendario en las calles y plazas. Lo que no dice Barcina es los constantes impedimentos de todo tipo que desde el propio Ayuntamiento se ponen para la realización de cualquiera de estas actividades. Lo que calla la alcaldesa es la escasa ayuda y nula aportación que desde el consistorio y su grupo UPN hacen al trabajo popular, desinteresado y comprometido con la ciudad, que estos colectivos hacen porque sienten y viven Iruñea. Si el Ayuntamiento contase con una infraestructura de la que pudiesen disponer las vecinas y vecinos para la realización de muchas de estas actividades (escenarios, carpas, baños públicos...), tal y como ocurre en otros lugares, no habría necesidad de romperse la cabeza para buscar la necesaria financiación para los gastos de estas programaciones. Las barras serían un elemento más dentro de las fiestas y actos y cumplirían un papel estrictamente social y de relaciones. No habría necesidad de hacer sorteos cada dos por tres o de vender camisetas, ni de comprar botellas de vino con la imagen de Olentzero, ni de hacer cuestaciones o solicitar la colaboración económica a los comercios del barrio. Sin olvidar la ligereza a la hora de aplicar multas, tasas abusivas y condicionantes absurdos al movimiento cultural y popular de la ciudad. Todo lo contrario al trato preferente que reciben las grandes firmas comerciales presentes en el espacio festivo de Iruñea.
No olvide que las personas que trabajamos desinteresadamente por la cultura popular somos y seremos el corazón de Iruñea. El corazón que permite que nuestra ciudad no sea un espacio gris donde la ciudadanía se limite a observar cómo las instituciones y las entidades privadas manejan a su antojo el ocio, las tradiciones y la cultura.
Aquí, señora Barcina, los únicos que mercadean con la imagen pública de esta ciudad son ustedes, y son ustedes los únicos que privatizan las calles de Iruñea y sus fiestas. ¡No nos hable usted de dinero, por favor!