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Xabier Gutiérrez Eguzki

Vuestro progreso nos mata

Incluso se han apropiado y han desvirtuado totalmente términos como «sostenible». Hoy en día en sus bocas cualquier cosa es sostenible, desde una central nuclear hasta el TAV

Vamos a dejar la caja con telarañas si fuera preciso», decía el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, el pasado mes de junio al anunciar una serie de medidas extraordinarias (1.573 millones de euros) con las que la Diputación quiere luchar contra la «desaceleración económica».

Entre otras medidas figura la construcción de un nuevo museo Guggenheim en Urdaibai (¿no era zona protegida?), concretamente en Sukarrieta, que se llevaría hasta 100 millones de euros de nuestros bolsillos. Una vez más la cultura convertida en negocio dispuesto a modificar el entorno de una zona con un gran valor natural y paisajístico, a pesar de las grandes burradas que allí se siguen permitiendo.

Otra de las medidas es la construcción de cinco nuevas carreteras, que pretenden unan diferentes comarcas con la autopista A-8 en cinco años. Para algo están construyendo el tercer carril de la A-8, produciendo unos desmontes, unos movimientos de tierras impresionantes, derribo de puentes y construcción de nuevos. Hay que meter más coches a la autopista para que sigan pagando el robo del peaje.

Así intentan solucionar el problema del tráfico y la contaminación, construyendo por todos los lados carreteras que sólo agudizaran el problema.

En Hego Euskal Herria dos de cada tres personas respiran aire contaminado. Estos malos aires provocan al año 16.000 muertes en el Estado español y 370.000 en Europa. Unas tasas de mortandad «más de cuatro veces superiores a las producidas por los accidentes de tráfico».

Pero la destrucción no para ahí. Las obras del Tren de Alta Velocidad han comenzado en varias zonas a la vez. El paso del TAV por Euskal Herria significaría el mayor atentado ecológico y social jamás producido en nuestra tierra. Proyectos de nuevos superpuertos, como el de Pasaia, construcción de nuevas centrales térmicas en Lantaron, en el superpuerto de Pasaia, en Lemoiz, que se sumarían a las ya construidas de Santurtzi, de Zornotza, altamente contaminantes, la ampliación de la regasificadora de Santurtzi, auténtica bomba de relojería al lado de la población, ampliación de la incineradora de Zabalgarbi, construcción de centrales eólicas, autopistas como la Eibar-Gasteiz, segundo cinturón de Donostia, Supersur, Durango-Beasain, variantes... nuevos y relucientes grandes centros comerciales, como el de Ballonti en Portugalete, que te ofrecen todo lo necesario para no pensar y ser feliz.

Nuevas urbanizaciones de chalés y adosados que invaden muchos pueblos, hasta los más pequeños, especulación urbanística total, en algunos lugares se duplica o incluso triplica el número de viviendas existentes, por supuesto la mayoría para segunda vivienda. Multitud de campos de golf que amenazan con ponernos a todos y todas con un palo entre las manos metiendo la pelotita en el agujero, los pueblos de la costa cada uno con su puerto deportivo cambiando totalmente la fisonomía y las costumbres de los antiguos pueblos pesqueros.

Por si esto fuera poco existen personajes que quieren construir país llevando a cabo la planta de coque en Muskiz por encima de la voluntad de los vecinos y vecinas.

Así se construye país, envenenando un poco más y matando la tierra y a sus gentes. Por cierto, Petronor es ya actualmente, sin la planta de coque, el mayor contaminante de CO2 de toda Euskal Herria.

Un buen amigo suele decir que estos personajes y el Partido del Negocio Vasco, cuando hablan de construcción nacional, realmente están hablando del convenio de la construcción.

Y ahora el equipo de fútbol tan querido por tanta gente va a llevar la propaganda de Petronor, propaganda de muerte, ¡qué vergüenza!

Si este es vuestro progreso, no lo queremos, no queremos llenar nuestro pueblo de cemento, queremos un pueblo de vivos colores por encima del gris que imponéis.

Incluso se han apropiado y han desvirtuado totalmente términos como «sostenible». Hoy en día en sus bocas cualquier cosa es sostenible, desde una central nuclear hasta el TAV. Nos invaden con mentiras en los anuncios de empresas multinacionales asesinas como Repsol e Iberdrola, en los del Gobierno vasco... y muchos siguen tragando.

Nos quieren mantener adormecidos, cada uno o una con su trabajo precario, su hipoteca, su coche y su supermercado Ikea al lado de casa. Intentan que no reaccionemos, utilizando la criminalizacion y la violencia, ante un cambio total e irreversible, el paso de Euskal Herria a Euskal Hiria, la ciudad vasca donde nuestras señas de identidad se difuminan ante el brillo del Guggenheim, el BEC o la gran torre del BBVA.

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