El impulso que la energía nuclear está recibiendo por parte de importantes lobbys empresariales y la defensa de ese tipo de energía que diferentes líderes políticos están realizando públicamente contrasta con la sucesión de accidentes en varias centrales nucleares. Algunos de ellos muy cerca de Euskal Herria, como los sucesivos problemas de las centrales del Noroeste francés o el de esta misma semana en Garoña. Pero no sólo accidentes, sino también incidentes como la ocultación de uno de esos accidentes por parte de los responsables de la central de Ascó -Tarragona- durante al menos seis meses. Incidente solventado con una multa que a pesar de parecer abultada (hasta 22,5 millones de euros) no supone disuasión alguna para las empresas que ganan ese montante en pocos días.

Esos accidentes se contraponen a la campaña orquestada para crear una opinión favorable a la energía nuclear. Y ambos hechos juntos evidencian la importancia estratégica que en este preciso momento adquiere la articulación de un movimiento plural contra las centrales nucleares. Lograr el cierre de Garoña sería un paso importantísimo en ese sentido.