Más dura será la caída: este el mensaje que trata de hacer llegar a los medios el equipo de campaña del republicano John McCain para contrarrestar el efecto de la convención de Denver que están celebrando los demócratas.

El equipo de McCain está elaborando una estrategia que consiste en fijar objetivos desmesurados a Obama tras ser ungido como por los delegados de su partido y el posterior discurso en un estadio gigante de la capital de las Rocosas.

Preparan así la entrada en liza de su candidato en la convención republicana que se celebrará la próxima semana en Saint Paul-Minneapolis (Minnesota).

Las figuras del Gran Old Party (GOP, apodo de los republicanos) se han desplazado a Denver para insistir en su mensaje durante la convención demócrata. La formación de McCain ha instalado, incluso, una sede en las cercanías del Pepsi Center, donde se celebra la gran reunión demócrata.

Sarah Simmons, la principal estratega de John McCain, estima que tras la «apasionante» batalla de las primarias que han vivido los demócratas, una economía estadounidense que se degrada, una cobertura mediática «entusiasta» y el discurso final de Obama ante 75.000 personas le darán un gran empujón en los sondeos.

«El discurso de Obama en un estado, el día del 45 aniversario del `I have a dream (Tengo un sueño)' de Martin Luther King le va a aportar una cobertura mediática entusiasta y colosal», escribió Simmons en una nota de campaña.

«Pensamos que Obama va a ascender de manera significativa» en los sondeos, añadió Simmons, que se atrevió en cuantificar en quince puntos la ventaja respecto a McCain con la que Obama saldrá de Denver.

La de los republicanos es una estrategia clásica de campaña, que consiste en poner el listón muy alto, tan alto que el rival no pueda cumplir las expectativas. Los republicanos son unos maestros en estas tácticas, como demostraron en las campañas de George Bush en 2000 y 2004.

Los sondeos actuales otorgan unos cuatro puntos de ventaja a Obama respecto a McCain. Es decir, el margen de error de las encuestas, lo que supone un empate técnico. La diferencia se ha recortado notablemente desde comienzos del verano, lo que se atribuye a una serie de anuncios sarcásticos impulsados por los republicanos en los que se presenta a Obama como «una celebridad» o, incluso, como «un elegido divino».

Quienes trabajan en la campaña de McCain reconocen que Obama aventaja al candidato republicano en varios aspectos: es un orador excepcional ante grandes multitudes, mientras que McCain habla mejor ante un público más restringido.

«Será un acontecimiento histórico, Barack Obama es el primer candidato afroamericano de un gran partido», recordó el portavoz de McCain, Tucker Bounds, en Fox News la pasada semana.

«Sabemos que la práctica totalidad de la atención se la llevará su convención. Vamos a intentar recordar a los electores que no tiene experiencia y que carece de juicio sobre ciertos problemas que les afectan», añadió Bounds.

Si McCain no ha caído en la tentación de lanzar ataques agresivos contra su rival, llegando incluso a calificarle de «muy honorable» el lunes, otras personalidades republicanas no se han privado de ello.

El antiguo candidato Mitt Romney, así como el gobernador de Minnesota, Tim Pawlenty, que figuran entre los aspirantes a acompañar a McCain como candidatos a la Vicepresidencia.

Michelle, protagonista

La protagonista de la primera jornada de la convención fue Michelle Obama, la esposa del candidato, quien destacó que su marido será «un presidente extraordinario». Sus hijas también subieron al escenario.

«Barack y yo hemos sido educados en el respeto a numerosos valores: hay que trabajar duro para lograr lo que se desea en la vida; vuestra palabra es sagrada y hay que hacer lo que digáis; hay que tratar a la gente con respeto», señaló.