Pese a todas las películas con las que el Hollywood más catastrofista ha inundado durante décadas las pantallas del mundo entero, pese a todos los antecedentes y la fuerza de la costumbre de que en estos meses en unas partes del planeta se producen unas circunstancias meteorológicas que propician los vendavales, los tifones, los huracanes, las imágenes mostradas estos días por todas las televisiones viendo cómo millones de personas abandonaban Nueva Orleáns en sus automóviles provocan un cierto pavor que no es fácil describir.

Gustav puede ser el hermano mayor de Katerina, que arrasó con la ciudad de las leyendas del jazz, y en estos momentos las previsiones han hecho que podamos contemplar escenas desoladoras, de familias que después de haber perdido todo en las inundaciones del Katerina, habían rehecho su vida, levantado de nuevo una casa y de repente lo dejan todo atrás, en esa operación huida, sin saber si todo volverá a ser barro tras el paso de los vientos devastadores. La situación parece grave, una vez más, y se demuestra que las políticas de Bush en cuanto a mantenimiento de los servicios públicos, las infraestructuras y todas esas cosas que tanto gusta privatizar a los conservadores hacen que en igualdad de violencia de la naturaleza, los resultados sean menores en Cuba que en Luisiana, de tal manera que ni el propio «diablo» pudo asistir a convención republicana.

Para abundar en estos asuntos que nos ayudan a comprender con algunas referencias reveladoras la fotografía de esas inmensas caravanas huyendo del huracán que llega y de paso atender de pasada a la batalla de la financiación autonómica que entretiene a la prensa y los políticos en síndrome post vacacional, se ha publicado estos días que veintidós estados americanos están al borde de la quiebra y que el mismo Arnold Schwarzenegger tiene previsto despedir a veintidós mil empleados públicos. La situación general es aterradora y parece que todo el sistema económico occidental está intentando meterse en una operación huida del huracán de la crisis que avanza y arrasa con todos los sueños y que como siempre, afectará más, a los más débiles.