Cheney consuela a Georgia y trata de conjurar la crisis en Ucrania
El número dos de la Administración estadounidense, Dick Cheney, reiteró su apoyo a una Georgia en el seno de la OTAN y reiteró sus duras críticas a Rusia, a la que sigue responsabilizando de la crisis de la «guerra de los cinco días». Tras exigir a sus aliados que apoyen a Tbilissi, el vicepresidente de EEUU se dirigió a Kiev, donde tratará de dar aire a la moribunda coalición pro-occidental ucraniana, su segunda Pica de Flandes en el territorio de la antigua URSS.
GARA |
El vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, arremetió duramente contra Rusia a su llegada a Tbilissi y se alineó sin ambages con Georgia, urgiendo a hacer lo propio a sus aliados.
«Las acciones de Rusia han suscitado grandes dudas sobre sus intenciones y su credibilidad internacional», señaló el número dos de la saliente Administración Bush, para condenar «la tentativa ilegítima (de Moscú) de cambiar por la fuerza las fronteras», en referencia al reconocimiento oficial de Abjasia y de Osetia del Sur.
Tras llegar con la promesa de 1.000 millones de dólares de ayuda para Georgia, Cheney apeló a los aliados de EEUU a hacer causa común con el Gobierno de Mijail Saakashvili. Para ello, no dudó en recordar que «antes de ser llamadas para defender su país, las tropas georgianas estaban en Irak. Ahora, la responsabilidad del mundo libre es ponerse al lado de Georgia», señaló tajante.
Cheney ofreció un apoyo firme a Saakashvili y a su proyecto de integrar a Georgia en la OTAN, unas declaraciones que no auguran sino un repunte de la tensión entre EEUU y Rusia.
No ayudará a mitigarla la llegada en los próximos días de un tercer barco de guerra estadounidense a las costas de Georgia, que acogen ya dos anteriores, llegados oficialmente para sumninistrar ayuda humanitaria.
Apagar el fuego
Cheney tenía previsto llegar a última hora de ayer a Ucrania, escenario de una crisis en el seno de la mayoría pro-occidental.
La crisis ha llegado en el momento más inoportuno para Washington, que tratará de conjurarla por todos los medios.
La Ucrania surgida de la «revolución naranja» de 2003 tenía como uno de sus objetivos la entrada en la OTAN. El enfrentamiento Yushenko-Timoshenko sitúa este objetivo cada vez más lejos, para satisfacción de Moscú.
Los ministros de Exteriores de las ex repúblicas soviéticas que participan en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva criticaron a Georgia por recurrir a la fuerza y apoyaron «el papel activo de Rusia para preservar la paz y la cooperación en el Cáucaso».
No obstante, los ministros de Armenia, Bielorrusia, Kirguistán, Kazajistán, Tayijistán y Uzbekistán se cuidaron mucho de reconocer a Abjasia y Osetia del Norte, tal y como ha hecho su aliado ruso.
En vísperas de la cumbre de jefes de Estado de esta organización, surgida en 1992, los analistas auguran que estos países no irán más allá y evitarán enemistarse con Occidente. No será por falta de esfuerzos del Kremlin, que acaba de blindar sus buenas relaciones con Uzbekistán y Tayikistán con sendos acuerdos gaseros y militares. La posición de Armenia, que comparte frontera con Georgia, aunque tiene un gran diferendo con Azerbaiyán -primer país visitado por Cheney en su gira- a cuenta del enclave de Nagorno-Karabaj, es especialmente difícil. Todo apunta a que Bielorrusia, en vísperas electorales, tampoco dará un paso susceptible de irritar a Occidente.
Osetia del Sur y Abjasia agradecieron a Nicaragua por convertirse en el primer país, tras Rusia, en reconocer su independencia y apuntaron «indicios» de que otros países latinoamericanos, como Cuba, seguirán su ejemplo. Los responsables abjasos añadieron que su importante diáspora en países como Turquía, Siria, Jordania o Israel «está trabajando activamente» para que se reconozca su independencia. Tras mostrar su respeto al deseo de Osetia del Sur de integrarse en un futuro a Rusia, el Gobierno abjaso recalcó que no tiene intención de entrar a formar parte de la Federación Rusa, ya que el pueblo abjaso «expresó en referéndum su voluntad de ser independiente».
Pese a ello, el presidente del Senado ruso, Sergei Mironov, anunció un acuerdo con Abjasia para «armonizar nuestras respectivas legislaciones». El presidente abjaso, Sergei Bagapch, anunció el martes que ha pedido a Rusia que instale bases militares «para garantizar la estabilidad y seguridad».
Analistas rusos interpretan el rápido reconocimiento nicaragüense como un intento de recuperar las relaciones entre la Nicaragua sandinista y la URSS.