Cheney, político nefasto, empresario brillante
Tras la clara victoria de Rusia en su enfrentamiento con Georgia y su revalorización como gran potencia mundial, incluido el reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, ha llegado el turno de Occidente con una tímida reacción de Europa, atenta a sus intereses, y una intensificación de la presión de Estados Unidos en los países fronterizos con Rusia. Las responsabilidades directas de EEUU en la crisis del Cáucaso, concretamente en la decisión del presidente Saakashvili de comenzar el enfrentamiento armado en Osetia sabiendo que la respuesta rusa no se haría esperar, se podrían personificar en el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, artífice del rearme de Georgia. El Gobierno georgiano fracasó estrepitosamente, pero provocó una crisis mundial. Quien no perdió fue Cheney, político nefasto pero notable empresario de la industria armamentista que, como tal, prima el beneficio. Ayer visitó Georgia, donde mostró nuevamente su apoyo a ese país y arremetió contra Rusia. Él sigue haciendo negocios y, a su vez, poniendo en peligro no sólo a las poblaciones de los países que arma y a las de los que éstos atacan, sino también el frágil equilibrio de poder mundial. Resulta más que preocupante el hecho de que ese equilibrio pueda estar en manos de personas tan carentes de escrúpulos.