GARA > Idatzia > Iritzia > Txokotik

Iñaki Lekuona Periodista

Hamelingo flautista

El viento sur se llevó tu último aliento, ése que soplaba tus flautas, ésas que sonaban al ritmo de tus dedos, ésos que nos hicieron bailar en los días calurosos del verano en el que ni la brisa se atrevía a salir a pasear. Estarás contento, se nos ha helado la piel y tenemos una mueca estúpida por sonrisa. Y desde que te fuiste no para de llover y las gotas golpean las aceras y arañan los cristales de las ventanas. Hoy hace sol, pero no sé si escampará algún día.

Se te ha llevado el mismo viento sur que hinchó las velas de aquella travesía al país de los Chieftains, del que volviste con una sortija de Claddagh en un dedo, unas cuantas flautas en el bolsillo y miles de notas en la memoria que no tardarías en recomponer en un puñado de melodías. Tendrías que haberte traído un trébol de cuatro hojas, pero no sé siquiera si lo buscaste, ni si ése amuleto hubiera conjurado tu destino. Tú no crees en esas cosas. Cuando el primer aviso llegó, cuando volviste a nacer por segunda vez a costa de perder el don de tocar tus flautas, preferiste, terco y generoso cascarrabias, crearte tu propio trébol, uno de tres hojas, y te hiciste productor además de compositor y de arreglista. Preferiste construirte tu propia suerte trebolada.

Y, con esa mano izquierda que tuvo que mudarse en derecha, agitaste tan fuerte tu trébol, que removiste una hojarasca gigante de millones de notas. Y tanto creció, que bajo su sombra se recostaron una veintena de discos ajenos y una decena de trabajos propios. Unos grandes y otros enormes, como esas canciones pequeñitas que los miles de críos que nunca tuviste seguirán entonando hasta que el universo se apague. Dijiste una vez que el décimo sería tu último disco, como si hubieras intuido el final. Pero te equivocaste, vecino. Te desdijiste y sacaste energía para grabar más, aunque no has tenido tiempo de poderlos publicar. Vale, acertaste. Pero a medias. No importa, porque lo que cuenta es que pronto, este otoño, nos los podremos regalar. Porque tu música, como tu amistad, es eso, un regalo.

El viento sur de setiembre te robó tu último aliento, pero nadie se lo va a reprochar. Porque desde ahora, ese aire de locos silbará tu música allí donde resople. Y como siempre, traerá tormenta, de ocho horas o más. Ez adiorik Mikel, Hamelingo flautista.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo