Egoi Martínez logró vestirse ayer en Sabiñánigo el maillot oro de la Vuelta, el primer liderato en una grande del equipo Euskaltel-Euskadi en quince años de historia. El de Etxarri-Aranatz entró en la fuga del día y contó con el apoyo de Alan Pérez y... Johan Bruyneel, que quiso que un ex corredor suyo quitara el maillot a Leipheimer. Astana no ha querido defenderlo en las dos etapas en las que lo ha vestido para que sea otro equipo el que controle la carrera y resultó curioso ver cómo Caisse d'Epargne y CSC tiraron en los últimos kilómetros con fuerza para que siguiera con la responsabilidad de tener el liderato.

Cuando estos dos equipos se pusieron a tirar la diferencia de los doce corredores que protagonizaron la fuga del día rondaba los ocho minutos. Alan Pérez y Egoi tuvieron que asumir la responsabilidad de tirar en los últimos kilómetros porque los demás sólo pensaban en la etapa. Pese a todo parecía que el oro estaba asegurado cuando entraban en meta y el navarro se dirigía ya al podio. Pero la diferencia empezó a recortarse a la misma medida que los nervios de Egoi aumentaban. Llegó a tomar el camino inverso al podio para alejarse de la muchedumbre y liberar los nervios en solitario en los segundos más largos de su vida hasta que los periodistas le comunicaban que era el nuevo líder... por sólo once segundos.

Así se hacía justicia con el carácter batallador y combativo de un corredor que ya buscó el maillot en Jaén y que supo sufrir en Pirineos para tener opciones de vestirlo ayer. Tras su angustiosa espera, Egoi admitía que «me he puesto nervioso porque me han dicho que se han puesto a tirar porque les interesaba que Astana siguiera con el liderato para que se desgastara. Quiero agradecer al equipo, a Jon por su confianza y a todos, en especial a Alan Pérez. Me he puesto líder por once segundos. Si no llega a ser por su esfuerzo para mí, no lo sería».

También agradecía la decisión de Bruyneel de dejarle el liderato: «Una parte del maillot es mía y otra de Johan porque sé que lo ha dejado porque iba yo. Tenemos una buena relación y aquí tiene un corredor que le estará agradecido. Sabía que no lo iba a defender y era una oportunidad para coger el maillot».

Un oro que llega tras el logrado en Atenas por su líder: «Samuel nos dio el mejor momento de Euskaltel hace poco y éste es otro. Para mí ser líder de la Vuelta tras pasar los Pirineos es equiparable a la etapa que gané en Burgos. Sé que lo perderé pronto, probablemente en Asturias, pero eso ahora no importa».

Odriozola pronosticó el maillot

La felicidad de Egoi era compartida por todos sus compañeros, que se felicitaban al llegar al autobús del equipo. Era bonito verles festejarlo, el maillot lo vestía Egoi, pero era de todos. El director Jon Odriozola recordó que «a la mañana decía medio en broma a un periodista que nos poníamos de líder. Egoi ha estado en su sitio y todo ha salido muy bien. Somos el equipo más valiente y cuando haces las cosas bien al final siempre viene el premio. Sabíamos que si seguíamos la estrategia teníamos el premio del maillot, más fácil que ganar la etapa. Los intereses de Johan y mío coincidían y lo logramos. Es un gran premio para el equipo».

Dentro de esa estrategia entraba que Alan Pérez estuviera en la fuga y no dudó a la hora de priorizar el maillot de Egoi a sus opciones: «Al ir con tiempo de lograr el maillot, nos olvidamos de la etapa y tiramos a tope. Si no cogíamos tiempo, la baza para la etapa era yo, pero al sacarlo el maillot era el objetivo. He llegado vacío, pero todo ha ido bien. Merecía la pena porque es un gran premio ser líder y había que vaciarse. Ahora toca disfrutarlo».

Mikel Astarloza también estaba feliz: «Empezamos bien la Vuelta y esto es un remate. Merece la pena. Llevamos toda la semana trabajando y éste ha sido el broche. Quizás no se veía, pero ahora trabajaremos más a gusto y se nos verá más. Intentaremos tener el maillot lo máximo. Físicamente no estoy al 100%, pero he venido con ganas de ayudar a los compañeros, que se han dejado todo el año sus fuerzas para trabajar para mí. Ahora me toca a mí devolverles ese trabajo».

Igor Antón compartía la alegría tras sufrir al final, por lo que estaba molesto con Caisse d'Epargne y CSC: «Al final sólo ha sido por once segundos. Estábamos inquietos. Decían que querían que siguiera Astana con el líder para desgastarlo y lo entiendo por un lado, pero a nosotros nos hacían una faena».